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Mar, la fuente sin explotar más grande del mundo: un concentrado de energía entre olas, viento y sol

Mar como concentrado energético: desde los principales organismos de recogida hasta las nuevas estrategias.

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La placas terrestres alimentan el movimiento de los océanos, el soplo del viento el de las olas. Si se añade que en medio del mar, gracias a los vientos, a menudo y de buen grado también está el sol aquí está la concentración en un solo espacio de diferentes fuentes limpias a partir de las cuales generar energía.

La mar regresó a la mesa en Bruselas el verano pasado, unida al viento y la luz solar entre los principales recursos de la hoja de ruta establecida para acelerar la propagación de tecnologías de última generación con bajas emisiones de Co2. Además del muy actualizado oceanenergy-europe.eu, el sitio ec.europa.eu/maritimeaffairs tiene una sección completa dedicada a la «energía oceánica»: la explotación del potencial energético proporcionado por la fuerza de las olas, las corrientes atlánticas y los gradientes de temperatura. y salinidad. La renovada emergencia de Covid no detuvo el ambicioso proyecto, de hecho, el Foro de energía oceánica -que reúne a desarrolladores, inversores y autoridades públicas del sector- presentó en noviembre a la Comisión europea la hoja de ruta «Construir la energía oceánica para Europa«, que selecciona las prioridades de empleo y las oportunidades de crecimiento de la denominada energía blue: para 2050 puede proporcionar el 10 % de las necesidades eléctricas actuales de Europa y crear 400 mil puestos de trabajo.

El mar como concentrado de energía: de las agencias de recogida al «Plasma Verde»

Los oceanos representan una fuente ilimitada, la más grande sin explotar en el mundo: su movimiento, plácido o impetuoso, es un generador continuo de energía cinética – transmitido por el viento en la superficie del agua – para ser aprovechado cerca de las costas, cerca de los golfos, estrechos e islas, donde los carretes y remolinos de aire son más frecuentes. El estrecho de Messina sería perfecto, por la velocidad de las corrientes que cruzan el canal siciliano, a pesar del hecho de que el Mediterráneo es una cuenca cerrada. Desde 2015 Enea, el organismo que esencialmente monopoliza la investigación italiana en el sector, ha preparado el Pewec, Pendulum Wave Energy Converter: una especie de balsa a navegar entre las olas, para crear electricidad a partir de la oscilación del casco. Pero se ahogó por los jinetes de la política y la burocracia. Se necesitan herramientas avanzadas de dispositivos de ingeniería para convertir el movimiento de onda, el ciclo de corriente constante y predecible, los flujos de marea regulares en electricidad. Se necesitan máquinas sofisticadas para explotar – a través de procesos complejos de ósmosis o electrodiálisis – las diferencias de temperatura entre la superficie y las profundidades del mar, con el fin de producir calor y por lo tanto energía. Además de las diferencias en la concentración de sal, alta en los países tropicales con grandes ríos que fluyen hacia el mar.

La central flotante Ocean Hybrid Platform de la startup alemana Sinn Power es precisamente el ejemplo, por ahora único en el mundo, de cómo recolectar energía de tres fuentes alternativas al mismo tiempo: agua, sol y viento reunidos en una sola central eléctrica en medio del mar. La del puerto griego de Irak precisamente, frente a la costa cretense. Pero también se puede instalar en estructuras fijas como muelles o pilotes. Un sistema híbrido, ultra-durable, modular, equipado con boyas fotovoltaicas que generan hasta 24 kW de potencia y sensores plantados sobre gigantescos polos que proporcionan 6 kWp de electricidad. Los paneles y turbinas son modulares y extraíbles según las condiciones climáticas y las necesidades, pudiendo acumular y almacenar energía para cuando sea necesario. Fundada en 2015, en los últimos años Sinn Power ha colaborado con universidades de toda Europa, incluyendo Florencia y Tuscia, ganando varios premios por su compromiso medioambiental. El parque ‘offshore’ aún no está en el mercado, pero los pedidos de Asia y América del Sur ya están en el mercado.

En la provincia de Pisa hay una pequeña planta que desde hace algunos años ha ido recogiendo energía de las olas, fabricada por la startup 40South Energy: se llama H24, operando todo el día, pero por el momento logra cubrir las necesidades de unas cuarenta familias, unos 50 kilovatios hora. Queda un largo camino por recorrer. Pero también hay otra forma en que el mar puede producir energía y purificarse al mismo tiempo. El Iris, la innovadora pyme que ha creado un nuevo dispositivo «Green plasma» (plasma verde) que mata dos pajaros con una piedra: extrae energía del plástico recogido en el agua. La experimentación debería comenzar pronto en el municipio de Andora, en la provincia de Savona. De los tres prototipos construidos uno está alimentado por baterías recargables y se puede fijar en una barcaza, mientras que el más futurista – en acabado – es un barco autónomo real, sin tripulación humana, que hace de los residuos recogidos en alta mar su propio combustible, sin emisiones y residuos. Las tecnologías, que todavía están en desarrollo, darían una gran medida a la lucha contra los gases de efecto invernadero. Y la propia recuperación económica: abrir un nuevo mercado y crear nuevos puestos de trabajo entre los perfiles más cualificados. ¿Serán suficientes los numerosos fondos -locales, nacionales y europeos- para las economías circulares, incluidas las del Fondo de Recuperación, con la esperanza de que la transformación energética se convierta en el motor del reinicio?

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