Jeff Bezos quiere hacerse cargo de los derechos de las emisiones de la Serie A de fútbol y la Fórmula 1. Un par de movimientos perturbadores que tienen el propósito de enriquecer la oferta de Amazon Prime Video, que tiene más de 150 millones de suscriptores en todo el mundo (el mayor competidor, Netflix, se acerca a los 200 millones). Bezos ha hecho una fuerte oferta por esta nueva presa. Hay que recordar que los derechos de la Serie A valen 1.150 millones, según las demandas de la Lega Calcio. ¿Cómo responderán Sky y Dazn, que han invertido grandes cantidades de capital en este negocio?
Amazon y los derechos deportivos
Jeff Bezos, mientras tanto, ha ganado otro desafío futbolístico: el de los derechos de la Liga de Campeones. De hecho, ha asegurado los mejores partidos el miércoles por la noche para el período de tres años 2021-2024. Pero eso no es suficiente.
De la compañía Liberty Media filtra una negociación en curso para los derechos del gran premio de F1 de 2022. El presidente saliente de Liberty, Chase Carey, dijo al Financial Times: «Se están llevando a cabo conversaciones con Amazon. No es un misterio que las plataformas de transmisión global son multiplicadores de audiencia y negocios».
En el horizonte financiero son cada vez más los multimillonarios bulímicos. Como Jeff Bezos, cuyos imperios van desde audiolibros sobre cervatillos hasta brillantes paradas en boxes de la F1 y viajes espaciales. «Transmitir deportes para llevarlos a los hogares de millones de usuarios» es el mantra que recorre las reuniones que se realizan en las oficinas de la esquina de Amazon en Seattle, donde se mueven los miles de millones en nuevos medios.
Otros deportes multimillonarios
Pero el caso de Bezos no está aislado. Según el ranking de Forbes de los propietarios de equipos deportivos más ricos, 61 multimillonarios controlan empresas de primer nivel. Entre ellos, destaca el gigante ex CEO de Microsoft, Steve Ballmer: mide 1,70 m de altura, nació en 1956 y tiene un patrimonio neto de 73.200 millones de dólares (cifra actualizada el 14 de enero de 2021). Al dejar la compañía Redmond (el vídeo de su despedida, que se puede encontrar en YouTube, es una conmovedora elegía de su salida del mundo del software), el histórico amigo de Bill Gates ha cumplido su sueño de infancia. En lugar de comprar boletos de temporada para los partidos de su equipo favorito, compró los Los Angeles Clippers de la NBA en 2014 con un cheque de 2 mil millones de dólares.
En la misma lista hay muchos otros nombres destacados. Como la familia de François-Henri Pinault – 45.600 millones de dólares – que es dueña del Rennes, un equipo de fútbol de la Ligue 1 francesa, o el oligarca ruso Roman Abramovich – con un patrimonio neto de 14.000 millones de dólares – que es dueño del Chelsea.
En esencia, la transmisión que desde la línea de salida del juego y las parrillas de salida de la F1 ilumina el mercado de la audiencia global es un producto sin rival. Porque multiplica los contactos que, en términos de patrocinio, se traducen en miles de millones.
Recuerda el duro trabajo de entrega que, en la era pre-digital, Mediaset tuvo que asumir, obligando a mover docenas de furgonetas a lo largo de las carreteras de Italia para llevar las cajas de programas de una emisora a otra, cuando no había interconexión. Fue ayer, pero parece que fue hace siglos.
