Un recién llegado, Sierra Space, se une a nuestra búsqueda de las estrellas. Esta empresa con sede en Colorado, nacida a principios de este año como filial del contratista aeroespacial Sierra Nevada Corporation, recaudó 1.400 millones de dólares en lo que fue una de las mayores rondas de financiación para cualquier empresa del sector aeroespacial y de defensa, la ronda, que reveló el viernes, valora ahora la empresa en 4.500 millones de dólares, con inversores importantes como General Atlantic, Coatue y Moore Strategic Ventures.
El meteórico ascenso de la empresa no es ninguna sorpresa, dado el rápido ritmo de los tiempos que vivimos, el año pasado se dispararon los vuelos espaciales civiles, liderados por potencias aeroespaciales como SpaceX y Blue Origin, que lanzaron a varias personas sin formación de astronautas más allá de los límites de la atmósfera terrestre. Y con ello llegó la creciente posibilidad del turismo espacial en un futuro no muy lejano, seguida de una incipiente batalla por gobernar este nuevo imperio de los cielos. El fundador de SpaceX, Elon Musk, ha manifestado su ambición de colonizar tierras extraterrestres hasta el planeta Marte, mientras que el fundador de Blue Origin, Jeff Bezos, ha descrito un plan aún más grandioso, aludiendo a gigantescos asentamientos espaciales con forma de cilindro que podrían, en teoría, albergar a un billón de seres humanos en todo el sistema solar.
Pero para lograr tan altas aspiraciones, empresas como Sierra Space son fundamentales. Actualmente tiene dos proyectos en marcha. Uno es el avión espacial Dream Chaser, diseñado para transportar carga y tripulación a la órbita terrestre baja, y que ya ha sido contratado por la NASA para llevar a cabo misiones de reabastecimiento a la Estación Espacial Internacional. La otra, la Estación Espacial Orbital Reef, se forjó en asociación con Blue Origin de Bezos y con el respaldo de Boeing, su objetivo es construir una estación espacial comercial en la órbita terrestre baja para 2027.
«Nuestro verdadero objetivo es convertirnos en el mayor promotor inmobiliario del espacio», dijo el director ejecutivo de la compañía, Tom Vice, a la CNBC. «Imagino un día en el que la gente vuele en un Dream Chaser, se acople a un hotel o a un edificio de condominios en órbita, pase tres o cinco días con su familia y luego regrese de nuevo a un puerto de su elección».
Pero el espacio es algo más que un futuro centro vacacional: lleva décadas cultivando la innovación, y la humanidad seguirá mirando al futuro de nuevas maneras. La estación Orbital Reef, según ha declarado Vice a Bloomberg, ya está despertando el interés de un amplio abanico de empresas, entre ellas las que buscan entornos de gravedad cero o microgravedad para la investigación farmacéutica, la impresión de órganos humanos en 3D o el trabajo en fibra óptica, energía y semiconductores.
Está por ver si la compañía tomará la delantera en la nueva carrera espacial de esta era, pero lo cierto es que su comienzo es prometedor. Ha dicho que utilizará dos tercios del nuevo capital para su Dream Chaser que al parecer se parece a un mini transbordador espacial de la NASA y se lanza encima de un cohete tradicional- y para explorar una variante diseñada para misiones de seguridad nacional, como tareas de la Fuerza Aérea o de defensa espacial. El último tercio se destinará a Orbital Reef.
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