La semana pasada, OpenAI presentó su última innovación, la aplicación Sora, dirigida a usuarios de iOS. En poco tiempo, ha logrado escalar hasta la cima de los rankings de la App Store de Apple. Este notable aumento en popularidad es aún más sorprendente, considerando que la app funciona bajo un sistema de invitación exclusiva, lo que limita el acceso a muchos usuarios potenciales.
En el núcleo de Sora se encuentra el avanzado modelo de video Sora 2, que permite a los usuarios crear y compartir videos generados por IA, en un formato similar al de plataformas de redes sociales populares como TikTok. Si has logrado ingresar a esta plataforma exclusiva, posiblemente has notado un tema recurrente: una gran cantidad de contenido protegido por derechos de autor que inunda el feed de videos. Figuras emblemáticas de franquicias queridas como SpongeBob SquarePants, Rick & Morty y varios personajes de Nintendo han hecho apariciones en las creaciones compartidas por los usuarios.
El dilema del copyright
Un ejemplo notable que circula en Sora presenta al CEO de OpenAI, Sam Altman, humorísticamente posicionado junto a personajes de Pokémon. En este escenario generado por IA, Altman bromea: “Espero que Nintendo no nos demande”. Este comentario ingenioso pone de relieve un tema urgente: el uso de material protegido por derechos de autor sin la debida autorización.
Contrario a lo que muchos podrían pensar, OpenAI no ha obtenido permisos de los titulares de derechos como The Pokémon Company o Nintendo antes de utilizar su propiedad intelectual. Un representante de OpenAI aclaró esta situación a Mashable, afirmando que la empresa adopta un modelo de opt-out en relación al copyright. Esto significa que, a menos que un propietario de derechos se comunique proactivamente con OpenAI para solicitar una exclusión, su contenido puede ser utilizado libremente en la plataforma.
Entendiendo las implicaciones
Además, los titulares de derechos de autor no pueden simplemente optar por excluir todos sus bienes de manera general. Deben identificar específicamente qué personajes o videos desean restringir. Este enfoque ha generado preocupación, ya que crea un área gris tanto para los creadores de contenido como para los propietarios de la propiedad intelectual.
A medida que la aplicación ganó popularidad, los usuarios comenzaron a recibir alertas de «Violación de Contenido«, lo que indica un control cada vez más estricto sobre el tipo de contenido que se puede compartir. Al principio, Sora permitía una creatividad sin restricciones, pero parece que esto está cambiando hacia un entorno más regulado.
La iniciativa proactiva de OpenAI
Curiosamente, antes del lanzamiento de la aplicación Sora, OpenAI se adelantó al informar a agencias de talentos y estudios de cine sobre la plataforma, advirtiéndoles que sus obras protegidas por derechos de autor podrían aparecer en la aplicación. Esta iniciativa demuestra que OpenAI reconoce la importancia de mantener buenas relaciones con los titulares de derechos de autor.
En una reciente publicación fechada el 3 de octubre, Sam Altman afirmó que los usuarios deben estar preparados para cambios acelerados en el futuro. Reconoció la necesidad de que OpenAI genere ingresos a partir de Sora para satisfacer la creciente demanda. Altman destacó: “Estamos recibiendo comentarios de numerosos titulares de derechos que están entusiasmados con esta nueva forma de ficción interactiva. Ven valor en este tipo de participación, pero desean tener control sobre cómo se utilizan sus personajes, incluyendo la opción de restringir su uso por completo.”
Implementación de restricciones para usuarios
Entre los desarrollos recientes, Bill Peebles, director de Sora, también indicó que se impondrán restricciones en la función de cameos de la aplicación. Esta característica permite a los usuarios subir sus propios videos, lo que facilita la creación de contenido de inteligencia artificial que incorpora su imagen.
Peebles ha asegurado a los usuarios que tendrán el control sobre el uso de su imagen. Por ejemplo, los usuarios podrán establecer condiciones como “no incluirme en discusiones políticas” o “evitar que mi imagen se utilice en este contexto”. Este nivel de control podría ayudar a mitigar las preocupaciones sobre la representación personal dentro de la aplicación.
No obstante, es importante señalar que también hay un contexto legal en juego. Ziff Davis, la empresa matriz de Mashable, presentó una demanda contra OpenAI en abril, alegando infracción de derechos de autor durante el entrenamiento y funcionamiento de sus sistemas de inteligencia artificial. Este complejo panorama de derechos de autor, participación de los usuarios e implicaciones legales plantea un escenario intrigante para el futuro del contenido generado por IA.
