¿Te has preguntado alguna vez cómo las startups están cambiando la forma en que generamos energía? La startup Amogy, originaria de Brooklyn, está rompiendo moldes al enfocarse en los mercados asiáticos, donde la búsqueda de soluciones energéticas innovadoras está en plena explosión. Con su revolucionaria tecnología que convierte el amoníaco en energía, han conseguido captar la atención de inversores, asegurando una financiación de 23 millones de dólares y elevando su valoración a 700 millones de dólares.
Financiación y crecimiento en mercados asiáticos
En su ronda de financiamiento más reciente, Amogy ha recaudado un total de 80 millones de dólares, gracias al apoyo de instituciones destacadas como el Banco de Desarrollo de Corea y KDB Silicon Valley LLC. ¿Pero cuál es su secreto? Según Seonghoon Woo, su cofundador y CEO, la clave ha sido la búsqueda de nuevos mercados, sobre todo en Japón, Corea del Sur y Singapur.
“No tienen recursos de energía solar, eólica y geotérmica de alta calidad, y no están en la mejor posición para construir plantas nucleares”, señala Woo, enfatizando la necesidad urgente de estas naciones por encontrar alternativas sostenibles para generar electricidad. ¿Te imaginas lo que esto significa para el futuro energético de Asia?
El papel del amoníaco en la transición energética
El amoníaco, que muchos conocen principalmente como un componente de fertilizantes, está ganando protagonismo como transportador de hidrógeno, facilitando su manejo y uso en la generación de energía. Su combustión comienza a ser adoptada en las plantas de energía a base de combustibles fósiles en Asia, donde se mezcla con carbón para reducir la huella de carbono. ¡Un paso importante hacia la sostenibilidad!
Además, las empresas navieras están implementando esta tecnología para reemplazar el diésel con amoníaco, especialmente con la inminente imposición de un impuesto al carbono por parte de la Organización Marítima Internacional que entrará en vigor en 2027. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el uso de amoníaco en la generación de energía no elimina del todo los combustibles fósiles, lo que complica la meta de descarbonización total. Por eso, Amogy se encuentra trabajando arduamente para desarrollar un sistema que utilice exclusivamente amoníaco como su principal fuente de energía.
Desarrollo de nuevas tecnologías energéticas
Así funciona Amogy: descomponen el amoníaco para liberar hidrógeno, que luego utilizan en una celda de combustible para generar electricidad, liberando solo vapor de agua y nitrógeno puro al aire, sin generar contaminación por NOx. Esta innovadora solución no solo es prometedora para el sector marítimo, sino que también se está extendiendo hacia la generación de energía terrestre.
Se espera que, en los próximos años, Amogy implemente un sistema de generación de energía comercial a gran escala, comenzando con plantas capaces de generar entre 500 kilovatios y un megavatio de electricidad. Los primeros clientes podrán desplegar múltiples unidades en paralelo para satisfacer una demanda energética creciente. ¿No suena emocionante?
La transición hacia el uso de amoníaco en la generación de energía va de la mano con las iniciativas de Japón y Corea del Sur, que están desarrollando su infraestructura para incorporar el amoníaco en sus plantas de carbón. Se anticipa que, para finales de esta década, estas instalaciones comenzarán a utilizar amoníaco en sus operaciones, inicialmente importándolo desde Estados Unidos y Medio Oriente.
Con la mirada puesta en el futuro, Amogy espera avanzar hacia el uso de fuentes de hidrógeno más sostenibles, alineándose con las ambiciones de los países asiáticos de ver el amoníaco como la próxima fuente de energía limpia y eficiente, similar al GNL pero sin la huella de carbono asociada. ¿Estamos ante una nueva era energética?