El miércoles pasado, la administración Trump presentó su Plan de Acción sobre Inteligencia Artificial. Se trata de un documento de 28 páginas que propone una serie de políticas relacionadas con la creación de centros de datos y el uso de la IA por parte de las agencias gubernamentales. Este plan, como se esperaba, pone el foco en la desregulación, la velocidad y el dominio global, pero curiosamente, no aborda muchos de los conflictos actuales que afectan al sector de la IA, como las disputas sobre derechos de autor y la protección del medio ambiente. ¿Qué significa esto para el futuro de la IA en Estados Unidos y en el mundo?
Las claves del plan y sus repercusiones
Una de las afirmaciones más contundentes del plan es que “América debe hacer más que promover la IA dentro de sus fronteras”. La administración enfatiza que “los Estados Unidos también deben impulsar la adopción de sistemas de IA, hardware de computación y estándares estadounidenses en todo el mundo”. Este enfoque refleja una clara estrategia de competencia global. Pero, ¿realmente estamos listos para este tipo de expansión?
Una sección que destaca es “Empoderar a los trabajadores estadounidenses en la era de la IA”. Aquí, se sugiere que el Departamento de Trabajo, el Departamento de Educación, la Fundación Nacional de Ciencias y el Departamento de Comercio destinen fondos a programas de reentrenamiento y estudien el impacto de la IA en el mercado laboral. Este enfoque busca mitigar el posible impacto negativo de la IA en el empleo, aunque no se mencionan regulaciones específicas para proteger a los trabajadores de ser reemplazados por la tecnología. ¿Es suficiente con solo ofrecer reentrenamiento?
Además, el plan incluye incentivos fiscales para que las empresas ofrezcan programas de desarrollo de habilidades. Según el documento, “en situaciones aplicables, esto permitirá a los empleadores ofrecer reembolsos libres de impuestos para la capacitación relacionada con la IA y ayudar a escalar la inversión del sector privado en el desarrollo de habilidades en IA”. Sin embargo, la falta de propuestas concretas para proteger a los trabajadores genera preocupaciones sobre la efectividad de la capacitación para evitar el desplazamiento laboral. ¿Qué pasará con aquellos que no puedan adaptarse a estos cambios?
Críticas y propuestas controvertidas
Dentro de la administración Trump, voces como la del presidente y el “zar de la IA” David Sacks han criticado modelos populares de IA de empresas como Google y OpenAI, acusándolos de ser “woke”, es decir, de tener un sesgo hacia valores liberales. El Plan de Acción sobre IA refleja esta desconfianza al proponer eliminar referencias a la desinformación, diversidad, equidad e inclusión, y cambio climático del Marco de Gestión de Riesgos de IA de NIST. Esta eliminación podría limitar la transparencia en el uso de modelos de IA por parte del gobierno. ¿Estamos dispuestos a sacrificar la transparencia por un supuesto control ideológico?
A pesar de las inconsistencias lógicas en torno a la protección de la libertad de expresión, el plan sugiere que el recientemente renombrado Centro para los Estándares e Innovación en IA (CAISI) investigará modelos de frontera provenientes de la República Popular China, evaluando su alineación con los puntos de vista del Partido Comunista Chino. Esto plantea serias dudas sobre el compromiso real con la libertad de expresión en el contexto de la IA. ¿Qué implicaciones tendrá esto para la innovación y el desarrollo de la IA?
Implicaciones para la regulación estatal y la infraestructura de IA
El plan también menciona que se trabajará con agencias federales que tienen programas de financiamiento discrecional relacionados con la IA, para considerar el clima regulatorio de cada estado al tomar decisiones de financiamiento. Esto sugiere que los estados con regulaciones consideradas onerosas podrían ver limitados sus fondos federales, lo que podría afectar iniciativas locales de regulación de la IA. ¿Estamos hablando de una nueva forma de presión sobre las regulaciones estatales?
En el ámbito de la infraestructura, el plan identifica varias iniciativas para acelerar la obtención de permisos para la construcción de centros de datos, enfatizando la necesidad de desarrollar y mantener una vasta infraestructura de IA. Se propone agilizar los permisos ambientales mediante la reducción de regulaciones bajo leyes como la Ley de Aire Limpio y la Ley de Agua Limpia. Sin embargo, esto despierta preocupaciones ecológicas, considerando las implicaciones que el aumento de centros de datos puede tener sobre el medio ambiente. ¿Estamos priorizando el progreso tecnológico sobre la salud del planeta?
Con la administración Trump revisando regulaciones existentes y eliminando las directrices de la era Biden, muchos se preguntan cómo estas políticas afectarán la innovación y el desarrollo responsable de la IA. Aunque el documento menciona la importancia de optimizar el uso de recursos, la falta de regulaciones claras podría permitir que se desarrollen productos de IA perjudiciales sin la responsabilidad adecuada. ¿Es este el futuro que queremos para la tecnología que está moldeando nuestras vidas?