En el siglo XX, Hollywood estuvo dominado por figuras ególatras, pero pocos lograron adaptarse brillantemente a la era del internet. Barry Diller es uno de esos casos excepcionales. Tras dirigir la programación de ABC, manejar Paramount y revitalizar Fox al lanzar su red de televisión en la década de 1980, Diller decidió que ya era hora de ser su propio jefe. Su independencia le permitió explorar el potencial de la interactividad, y así construyó un imperio que incluye Expedia Group y varias plataformas de citas en línea como Tinder y Match. Esta transición marcó el inicio de su reinvención como magnate digital.
La autobiografía y el omitido interés por la tecnología
En su cautivadora autobiografía, «Who Knew», Diller dedica solo unas pocas páginas a su notable ascenso en el mundo del internet. La mayor parte del libro narra su vida como un hombre gay que se siente en el deber de ocultar su orientación, mientras se entrelaza con anécdotas de su época en Hollywood. Durante una entrevista, al mencionar su libro, mi intención era conocer más sobre su experiencia en tecnología. Diller, aunque inicialmente reticente, se mostró abierto a hablar de sus logros en este ámbito. Admitió que había pasado por alto una parte crucial de su carrera y se lamentó de no haber profundizado más en sus triunfos digitales.
El impacto de la tecnología en su trayectoria
Diller recuerda vívidamente la importancia de un Apple PowerBook en su vida profesional. Durante su primer trabajo a los 20 años en William Morris, se sumergió en los archivos, estudiando cada contrato para entender el negocio. Con un ordenador portátil, pudo acceder a toda esa información de manera rápida y eficiente. Así, cuando el mundo digital comenzó a despegar, Diller se encontró preparado y ansioso por explorar nuevas oportunidades. Su curiosidad lo llevó a visitar gigantes tecnológicos como Microsoft y el MIT Media Lab, donde quedó fascinado por las innovaciones que estaban surgiendo.
Encuentros memorables y decisiones difíciles
En una de estas visitas, Diller tuvo la oportunidad de conocer a Steve Jobs, quien le mostró los primeros avances de «Toy Story». A pesar de no tener un interés particular por la animación, Diller se dio cuenta de las capacidades de Jobs y su visión. Sin embargo, se resistió a unirse a la junta de Pixar, lo que creó tensiones en su relación. Más tarde, Diller criticaría las tácticas de negocio agresivas de Jobs, mencionando que la imposición de un impuesto del 30% en la tienda de Apple era un escándalo que ahora se encuentra bajo la lupa de litigios antimonopolio.
El auge del imperio digital de Diller
Con el auge del internet, Diller se embarcó en una serie de adquisiciones, siendo algunas menos conocidas pero otras, como Expedia, fundamentales. En este sentido, su habilidad para identificar oportunidades fue crucial. Diller atribuye su éxito a una combinación de suerte y buen timing, pero su enfoque como fundador desde el inicio de su carrera en ABC demuestra que su visión y determinación fueron igualmente importantes. No solo introdujo películas en horario estelar, sino que también impulsó la creación de series de prestigio que sentaron las bases para el contenido original que hoy conocemos.
Reflexiones sobre el presente y el futuro
Diller ha observado que, si bien los magnates actuales del cine y la tecnología son aún más ricos que los de su época, la diversión y la creatividad parecen haberse perdido. Comparó la experiencia de hacer una película con el desarrollo de aplicaciones tecnológicas como Tinder, que aunque emocionantes, no ofrecen la misma satisfacción creativa. Además, Diller muestra interés por la revolución de la inteligencia artificial, sugiriendo que esta será tan transformadora como el paso de lo analógico a lo digital. Su relación con Sam Altman, un conocido en el ámbito de la IA, subraya su compromiso con estar al tanto de las tendencias emergentes.
La evolución continua en un mundo cambiante
Finalmente, Diller reflexiona sobre cómo la tecnología ha cambiado radicalmente la forma en que se consumen y crean contenidos. A pesar de los desafíos que enfrentan las empresas de medios tradicionales, él ve un futuro lleno de posibilidades. La clave, según Diller, radica en la capacidad de adaptarse y evolucionar, algo que él ha hecho a lo largo de su carrera. A medida que el mundo sigue cambiando, su legado como pionero en la intersección del entretenimiento y la tecnología se consolidará aún más.