La transición hacia camiones eléctricos en Nueva York plantea un dilema crucial. Aunque estos vehículos ofrecen beneficios ambientales significativos, su mayor peso podría agravar el desgaste de la infraestructura urbana, ya de por sí deteriorada. Un estudio reciente de la Escuela de Ingeniería Tandon de NYU en colaboración con el Instituto de Tecnología de Rochester (RIT) revela que el cambio de camiones diésel a eléctricos podría resultar en un aumento considerable de los costos de reparación de carreteras y puentes en la ciudad.
Los hechos
En la actualidad, los camiones de gran tamaño causan aproximadamente $4.16 millones en daños anuales a la infraestructura de Nueva York. Sin embargo, el sistema de permisos de la ciudad solo genera $1.28 millones en ingresos, lo que evidencia un déficit significativo. Con la adopción de camiones eléctricos, se estima que los costos de reparación podrían incrementar entre 2.23% y 4.45% para el año 2030, y alcanzar hasta un 12% para 2050.
Los desafíos del aumento de peso
Los camiones eléctricos suelen ser entre 2,000 y 3,000 libras más pesados que sus contrapartes diésel. En algunos casos, este peso puede llegar a ser de 8,000 a 9,000 libras adicionales, lo que magnifica el impacto en la infraestructura. Según el profesor Kaan Ozbay, líder de la investigación, es imperativo que la ciudad adapte sus estructuras de planificación y tarifas para gestionar estos nuevos desafíos.
Las consecuencias
Para abordar los problemas derivados del aumento en el peso de los camiones eléctricos, los investigadores han desarrollado un índice de susceptibilidad. Este índice identifica las secciones de carreteras y puentes más vulnerables a los daños causados por vehículos más pesados. Se recomienda reemplazar las tarifas planas de permisos por tarifas más flexibles y basadas en el peso, que reflejen los costos reales de mantenimiento y reconozcan los beneficios ambientales.
La necesidad de monitoreo y planificación
Además, se sugiere implementar un monitoreo más riguroso del peso de los camiones en corredores de alto riesgo, especialmente en Manhattan. Integrar las proyecciones de camiones eléctricos en los planes de mantenimiento y capital de la ciudad podría evitar costosas reparaciones de emergencia en el futuro. A pesar de los costos adicionales, la transición hacia los camiones eléctricos sigue siendo beneficiosa, ya que podría reducir las emisiones de dióxido de carbono en aproximadamente 2,032 toneladas anualmente, mejorando así la calidad del aire y la salud pública.
El estudio subraya que la aparición de camiones eléctricos, aunque un paso hacia la sostenibilidad, exige un cambio significativo en la gestión de la infraestructura urbana. Las ciudades deben encontrar un equilibrio entre los objetivos climáticos y las realidades del desgaste de su infraestructura. El marco propuesto por el equipo de NYU Tandon y RIT puede ofrecer a los responsables de la política urbana herramientas valiosas para asegurar la longevidad y seguridad de la infraestructura mientras se adopten más camiones eléctricos en el futuro.


