¿Te has dado cuenta de cómo ha cambiado la manera en que los científicos y comunicadores de ciencia se relacionan en las redes sociales? Este fenómeno se ha intensificado especialmente tras la compra de Twitter por Elon Musk y su transformación en X. Un estudio reciente revela que muchos en la comunidad científica están dejando Twitter para probar nuevas plataformas como Bluesky. David Shiffman, un biólogo marino y conservacionista, se ha sumergido en esta situación, investigando las razones detrás de esta migración. ¿Qué está pasando realmente?
Un giro en la dinámica de Twitter
Shiffman, quien ha entrenado a más de 2000 científicos en el uso efectivo de Twitter para su trabajo, notó que la plataforma ya no era la misma tras los cambios en su algoritmo y políticas de moderación. En busca de alternativas, se unió a Bluesky, una de las nuevas opciones que han surgido. Lo interesante es que no estaba solo; otros científicos también compartían su descontento con Twitter.
Las quejas eran diversas: desde un aumento alarmante de spam y contenido inapropiado, hasta la proliferación de cuentas falsas. Además, la calidad de las interacciones se había desplomado. Conversaciones enriquecedoras se convirtieron en enfrentamientos hostiles. Como resumió un encuestado: “Twitter se volvió un lugar desagradable, y todos los profesionales se están mudando a Bluesky”. ¿Te imaginas lo frustrante que debe ser eso?
Los hallazgos de la encuesta científica
Para documentar estas experiencias, Shiffman se unió a la científica social Julia Wester y realizaron una encuesta sobre la migración a Bluesky. Participaron 813 personas que habían estado en ambas plataformas, analizando sus actitudes y vivencias.
Los resultados fueron sorprendentes: más del 90% de los encuestados usaban Twitter para mantenerse al tanto de su campo, pero alrededor del 75% consideraron que la plataforma había perdido su utilidad desde que Musk asumió el control. Casi el 40% de los encuestados decidieron eliminar sus cuentas de Twitter, eligiendo Bluesky, que describieron como un espacio más amigable y menos tóxico.
Los usuarios de Bluesky destacaron la ausencia de un algoritmo opresor, lo que les permite moderar su experiencia, bloqueando o silenciando a quienes participan en discusiones agresivas. Shiffman subrayó que, aunque el número de seguidores en Bluesky puede ser menor, la calidad de la interacción es notablemente superior. Por ejemplo, un usuario con 50,000 seguidores en Twitter podría recibir solo cinco “me gusta” en una publicación, mientras que con 5,000 seguidores en Bluesky podría lograr ¡hasta 100!
El futuro de la comunicación científica en redes sociales
Las conclusiones de Shiffman y Wester indican que Bluesky ha alcanzado un punto crucial entre la comunidad científica. Sin embargo, también expresaron su preocupación por la falta de diversidad en la plataforma. Shiffman planea un estudio de seguimiento para explorar cómo se siente la comunidad científica en general respecto a su presencia en redes sociales. ¿Serán capaces de crear un entorno más inclusivo?
A medida que el mundo de las redes sociales sigue cambiando, es claro que los científicos buscan espacios donde comunicarse sin las distracciones y tensiones que ahora caracterizan a Twitter. Shiffman concluyó que, aunque las dinámicas en redes sociales pueden ser complicadas, la clave está en fomentar lugares de colaboración y un intercambio constructivo de ideas.
La migración de la comunidad científica hacia plataformas como Bluesky no solo refleja un cambio en la tecnología, sino también una búsqueda de entornos más saludables y productivos. Donde el enfoque regrese a lo que realmente importa: la ciencia y la colaboración, en lugar de la confrontación. ¿No te parece un cambio necesario?
