En un entorno laboral que no deja de transformarse, la inteligencia artificial (IA) ha cobrado relevancia. Investigadores de la Escuela Tepper de Negocios de la Universidad Carnegie Mellon se dedican a examinar cómo la IA puede ser un aliado para potenciar el trabajo en equipo, en vez de suplantarlo. La profesora Anita Williams Woolley, experta en comportamiento organizacional, investiga la inteligencia colectiva y los nuevos paradigmas que emergen con la integración de la IA en el ámbito laboral.
Woolley sostiene que la tecnología debería ayudarnos a ser versiones mejoradas de nosotros mismos, tanto individualmente como en grupo. Junto a tecnólogos y académicos, ha formulado un marco conocido como COHUMAIN (Collective HUman-MAchine INtelligence), que busca esclarecer el rol de la IA en la psicología social organizacional.
El rol de la IA en la colaboración laboral
El marco COHUMAIN advierte sobre la idea de considerar la IA como un compañero de equipo tradicional. En cambio, propone verla como un socio que actúa bajo la dirección humana, con el potencial de fortalecer habilidades y relaciones preexistentes. Woolley afirma que “los agentes de IA podrían crear el pegamento que falta debido a cómo han cambiado nuestros entornos de trabajo, mejorando así nuestras relaciones”.
Limitaciones y oportunidades de la IA
A pesar de que la integración de la IA en el trabajo puede adoptar formas aún desconocidas, no alterará los principios fundamentales de la inteligencia organizacional. Por ejemplo, aunque un sistema de IA puede resumir efectivamente una reunión, corresponde a los humanos captar el ambiente y el contexto más amplio de la discusión.
Las organizaciones requieren estructuras que les permitan aprovechar la singularidad de cada miembro del equipo. Woolley sugiere que los sistemas de IA pueden desempeñar roles de facilitación, actuando como herramientas que promueven la comunicación y el entendimiento entre colegas.
Consideraciones sobre la privacidad y la confianza
Con el auge de la colaboración digital, surgen preocupaciones sobre la privacidad y la documentación de las interacciones. Según Woolley, los individuos tienen una sensibilidad legítima hacia la privacidad, y a menudo se debe sacrificar algo para obtener beneficios. Esto plantea un dilema en la interacción humano-IA.
La percepción del riesgo en la interacción con IA
Allen Brown, un estudiante de doctorado que colabora con Woolley, investiga cómo las personas perciben el riesgo al interactuar con la IA. Su trabajo se centra en la comodidad de las personas para expresarse y compartir ideas en grupo. En entornos colaborativos, la IA podría, en teoría, facilitar que las personas se sientan más seguras al expresar opiniones que de otro modo podrían no ser escuchadas.
No obstante, la creación de un registro digital de interacciones puede generar ansiedad. Brown explica que, cuando las personas son conscientes de que sus conversaciones pueden ser evaluadas, esto afecta significativamente su comportamiento. La presencia de IA como evaluador puede hacer que los individuos se sientan más vulnerables, a diferencia de las interacciones humanas donde existe un entendimiento mutuo del riesgo.
Transparencia y confianza en los sistemas de IA
A nivel individual, los investigadores están estudiando cómo la manera en que la IA explica sus decisiones influye en su uso y confiabilidad. Zhaohui Jiang y Linda Argote analizan la diferencia entre sistemas de IA que son transparentes y aquellos que funcionan como cajas negras.
Jiang señala que, aunque muchos abogan por una IA transparente, su investigación ha demostrado que en ciertos contextos, mantener la IA como una caja negra puede ser ventajoso, especialmente para participantes altamente capacitados que podrían penalizar más severamente los errores de la IA en comparación con los humanos.
Woolley sostiene que la tecnología debería ayudarnos a ser versiones mejoradas de nosotros mismos, tanto individualmente como en grupo. Junto a tecnólogos y académicos, ha formulado un marco conocido como COHUMAIN (Collective HUman-MAchine INtelligence), que busca esclarecer el rol de la IA en la psicología social organizacional.0
Woolley sostiene que la tecnología debería ayudarnos a ser versiones mejoradas de nosotros mismos, tanto individualmente como en grupo. Junto a tecnólogos y académicos, ha formulado un marco conocido como COHUMAIN (Collective HUman-MAchine INtelligence), que busca esclarecer el rol de la IA en la psicología social organizacional.1


