En los últimos años, la inteligencia artificial ha adquirido una relevancia sin precedentes en nuestras vidas. Desde su aparición con herramientas como ChatGPT, ha atraído la atención de aproximadamente 800 millones de usuarios. Este fenómeno plantea interrogantes sobre su papel en la cognición humana y su influencia en nuestras habilidades de razonamiento crítico.
El profesor de medios Petter Bae Brandtzæg, de la Universidad de Oslo, ha expresado su preocupación respecto a cómo la IA podría socavar nuestra capacidad de pensar críticamente.
A diferencia de las redes sociales, que podemos evitar, la IA se ha integrado de tal manera en nuestras herramientas diarias que resulta casi imposible escapar de su influencia. “Nos convertimos en colaboradores de la IA, independientemente de nuestra voluntad”, señala Brandtzæg.
El fenómeno de la IA generativa
El estudio más reciente de Brandtzæg se enfoca en la IA generativa, una categoría en la que las máquinas crean contenido, y cómo esta tecnología impacta a los usuarios y a la sociedad en general.
Este trabajo se realizó en colaboración con SINTEF, un instituto de investigación noruego, y es pionero en su enfoque en el país.
Una motivación clave para este estudio fue la percepción de que el Informe de la Comisión Noruega para la Libertad de Expresión, presentado en 2025, no abordó adecuadamente las implicaciones sociales de la IA generativa. Brandtzæg subraya que hay investigaciones que sugieren que esta tecnología podría debilitar nuestro pensamiento crítico y afectar nuestra comprensión del mundo que nos rodea.
AI-individualismo: un nuevo concepto
En el marco de su investigación, Brandtzæg ha propuesto el término “AI-individualismo”, que busca describir cómo la inteligencia artificial está transformando nuestras interacciones sociales. Este concepto se basa en el modelo de individualismo en red, que surgió a principios de los 2000, cuando la tecnología permitió a las personas personalizar sus redes sociales más allá de las relaciones tradicionales.
Con la llegada de la IA, la distinción entre los seres humanos y los sistemas comienza a desdibujarse.
“La IA ahora puede satisfacer necesidades personales y sociales”, afirma Brandtzæg, quien ha estudiado extensamente la relación entre humanos y chatbots.
Implicaciones sociales y la preferencia por la IA
El análisis incluyó un cuestionario dirigido a 166 estudiantes de secundaria sobre sus experiencias con herramientas como ChatGPT. Muchos de ellos expresaron que la IA les ahorra tiempo, ya que pueden obtener respuestas rápidas sin necesidad de buscar información extensamente. “ChatGPT me ayuda con problemas personales y me brinda apoyo emocional”, comentó un estudiante.
Un experimento adicional reveló que una cantidad significativa de participantes prefería las respuestas de un chatbot a las de un profesional en temas de salud mental. Más de la mitad optó por la IA, mientras que menos del 20% prefirió la opinión de un experto. Este hallazgo evidencia la poderosa influencia que la IA puede ejercer sobre nuestras decisiones y emociones.
Desafíos de la model power en la era de la IA
Brandtzæg también introduce el concepto de “model power”, una teoría que se remonta a los años 70, relacionada con cómo ciertos grupos o entidades pueden influir en la percepción de la realidad. En la actualidad, este poder lo ejercen los sistemas de IA. La información generada por estas herramientas no opera en el vacío; se infiltra en medios de comunicación, informes públicos y diversas fuentes de conocimiento.
La creciente dependencia de la IA puede llevar a monopolios en la creación de modelos de conocimiento, lo que afectaría nuestras creencias y comportamientos. “Estamos ante un tipo de diálogo que puede parecer auténtico, pero en realidad es una comunicación unidireccional”, advierte Brandtzæg.
El futuro de la IA y la necesidad de regulación
El profesor de medios Petter Bae Brandtzæg, de la Universidad de Oslo, ha expresado su preocupación respecto a cómo la IA podría socavar nuestra capacidad de pensar críticamente. A diferencia de las redes sociales, que podemos evitar, la IA se ha integrado de tal manera en nuestras herramientas diarias que resulta casi imposible escapar de su influencia. “Nos convertimos en colaboradores de la IA, independientemente de nuestra voluntad”, señala Brandtzæg.0
El profesor de medios Petter Bae Brandtzæg, de la Universidad de Oslo, ha expresado su preocupación respecto a cómo la IA podría socavar nuestra capacidad de pensar críticamente. A diferencia de las redes sociales, que podemos evitar, la IA se ha integrado de tal manera en nuestras herramientas diarias que resulta casi imposible escapar de su influencia. “Nos convertimos en colaboradores de la IA, independientemente de nuestra voluntad”, señala Brandtzæg.1


