La historia de Thomas Lee Young, un joven de solo 24 años, desafía los clichés sobre los fundadores de Silicon Valley. Nacido en Trinidad y Tobago, Young combina un acento caribeño con un apellido chino, una mezcla cultural que le ha servido como un interesante punto de partida en el mundo empresarial. Desde su infancia, estuvo rodeado de la infraestructura de energía, ya que su familia se dedicaba a la ingeniería, lo que cimentó su interés por el sector industrial.
Atraído por el potencial de la tecnología, Young fijó su mirada en instituciones como Caltech, soñando con contribuir a la creación de innovaciones en los Estados Unidos. Su dedicación lo llevó a ser aceptado en, pero la llegada de la pandemia de COVID-19 complicó su situación, provocando que su visa fuera difícil de obtener y que su fondo universitario sufriera pérdidas significativas.
Estableciendo un nuevo camino en la ingeniería
Frustrado pero no derrotado, Young optó por inscribirse en un programa de ingeniería más asequible en la Universidad de Bristol, donde se especializó en ingeniería mecánica. A pesar de la desilusión, nunca abandonó su aspiración de un futuro en Silicon Valley. Durante su etapa en Bristol, tuvo la oportunidad de trabajar en Jaguar Land Rover, donde se adentró en el campo de la ergonomía humana, enfocándose en la seguridad y la experiencia del usuario en sistemas industriales.
Fue allí donde Young identificó un problema crítico: los métodos de gestión de documentación de seguridad utilizados en muchas empresas eran inadecuados, a menudo basados en papel o en sistemas fragmentados que resultaban poco efectivos y difíciles de usar. Esta experiencia lo llevó a concebir la idea de Interface, su propia startup dedicada a mejorar la seguridad en la industria pesada mediante el uso de inteligencia artificial.
Desafíos y oportunidades en el camino hacia Interface
Después de intentar implementar su solución en Jaguar, Young se dio cuenta de que la empresa no estaba interesada en su propuesta. Determinado a seguir adelante, decidió postularse a Entrepreneur First, un incubador de talento en Europa que busca a individuos innovadores. A pesar de la baja tasa de aceptación, logró ser seleccionado y comenzó a construir su equipo.
En este proceso, conoció a Aaryan Mehta, su futuro cofundador y CTO. Mehta, originario de Bélgica y de ascendencia india, también había enfrentado obstáculos en su camino hacia los Estados Unidos y había desarrollado habilidades en inteligencia artificial y machine learning durante su formación. Juntos, comenzaron a desarrollar la visión de Interface, una empresa que tiene como objetivo utilizar IA para auditar procedimientos operativos en la industria, asegurando que se cumplan las normativas y se minimicen los riesgos.
Transformando la industria con IA
La propuesta de Interface es clara: utilizar IA para aumentar la seguridad en la industria pesada. Mediante el uso de modelos de lenguaje avanzados, su software es capaz de auditar procedimientos operativos, identificando errores y áreas de mejora antes de que se conviertan en problemas graves. Por ejemplo, en una de las principales empresas energéticas de Canadá, el software de Interface detectó más de 10,800 errores en apenas dos meses, un trabajo que manualmente podría haber costado millones y tomado años.
Un hallazgo que alarmó a Young fue la identificación de un documento que llevaba diez años en circulación con datos erróneos sobre el rango de presión de una válvula. Este tipo de errores pone de manifiesto la necesidad urgente de soluciones efectivas para garantizar la seguridad de los trabajadores en el campo. Gracias a su enfoque innovador, Interface ha logrado contratos significativos en el sector, valorados en más de 2.5 millones de dólares anuales con algunas empresas.
La ventaja del forastero en un sector tradicional
Curiosamente, la juventud y el trasfondo multicultural de Young, que podrían haber sido vistos como desventajas en una industria conservadora, se han convertido en sus mejores activos. Al presentar su propuesta a ejecutivos mucho mayores, experimenta inicialmente escepticismo, pero logra convertirlo en interés al demostrar un profundo conocimiento de las operaciones y cómo su solución puede ahorrar tiempo y dinero.
Interface sigue creciendo, con un equipo que actualmente se compone de ocho empleados, y enfrenta el reto de contratar rápidamente para satisfacer la demanda del mercado. Young reconoce que su vida en San Francisco ha sido tal como la había imaginado en su infancia: un lugar donde las ideas innovadoras cobran vida, aunque con la presión y el trabajo intensos que eso conlleva.
A pesar de los retos, Young se siente fuerte y motivado por el impacto que su empresa puede tener en la seguridad industrial. Con una visión clara y un equipo comprometido, está decidido a seguir avanzando en su camino hacia el éxito.
