Desde su inauguración hace dos años, la Apple Developer Academy en Detroit se ha convertido en un rayo de esperanza para quienes buscan romper barreras en el mundo tecnológico. Esta iniciativa surgió como respuesta a las protestas de Black Lives Matter y tiene como objetivo ofrecer oportunidades a comunidades de color en una de las ciudades más empobrecidas de Estados Unidos.
A pesar de que el programa es gratuito, muchos estudiantes, como Lizmary Fernandez, han expresado preocupaciones sobre el estipendio de costo de vida que se ofrece.
Aunque valora la experiencia, Lizmary comparte que varios de sus compañeros tuvieron que recurrir a la asistencia alimentaria para sobrevivir durante el curso. “La carga financiera fue difícil de manejar”, señala Lizmary, quien ha decidido reorientar su carrera hacia la abogacía tras su paso por la academia.
Impacto y experiencias de los estudiantes
Desde su creación, más de 1,700 estudiantes han pasado por la academia, donde se imparte un curso intensivo de 10 meses en colaboración con la Universidad Estatal de Michigan.
Este programa ha atraído a una diversa mezcla de estudiantes, desde jóvenes de 18 años hasta adultos mayores que buscan nuevas habilidades. La variedad en la experiencia previa y la motivación de los participantes ha generado un entorno de aprendizaje enriquecido, aunque a veces complicado.
Un aspecto destacado por los alumnos es la mentoría que reciben de exalumnos, quienes comparten sus experiencias en la industria. Min Thu Khine, una graduada, menciona que su vida cambió drásticamente gracias a la academia.
“Ahora soy mentora para estudiantes de programación y trabajo en un Genius Bar de Apple”, expresa con entusiasmo.
Desafíos en la educación tecnológica
Sin embargo, la apertura del programa a todos ha traído consigo desafíos en la enseñanza. Según Sarah Gretter, líder de la academia, algunos estudiantes llegan con poco conocimiento técnico, mientras que otros tienen más experiencia. Este rango puede dificultar la uniformidad en la enseñanza y en la evaluación del éxito del programa.
A pesar de estos retos, la academia ha logrado un índice de graduación del 70%, superior al promedio en educación para adultos. La meta es que cada estudiante pueda dar un paso adelante, ya sea hacia un empleo o hacia más estudios. Dayan Abdulla, un estudiante de 22 años, cuenta que, gracias a su paso por la academia, ahora trabaja en una startup de software mientras estudia ciencias de la computación.
Inversiones y resultados del programa
La academia ha recibido cerca de 30 millones de dólares en inversiones, de los cuales un porcentaje significativo proviene de contribuyentes de Michigan. El costo por estudiante es casi el doble de lo que se destina a las universidades comunitarias, lo que genera un debate sobre la efectividad y sostenibilidad del programa. Gordon Shukwit, director senior de Apple, afirma que hay un enfoque constante en aumentar la ayuda financiera para los estudiantes.
A pesar de la generosa inversión, algunos estudiantes han encontrado dificultades adicionales. Un estudiante en su segundo año, que prefirió no ser identificado, mencionó que su estipendio fue reducido, lo que lo obligó a trabajar en múltiples empleos para cubrir sus gastos. Esto ha generado un sentimiento de incertidumbre sobre si podrán obtener la experiencia necesaria para entrar al mercado laboral.
Adaptación a un entorno tecnológico cambiante
Con el auge de la inteligencia artificial y la evolución del mercado de aplicaciones móviles, surge la pregunta de si el enfoque actual del programa es sostenible a largo plazo. Investigadores como Amy J. Ko señalan que la tasa de colocación laboral en programas de codificación suele ser inferior al 80%, lo que hace que la situación actual sea aún más crítica. La realidad es que el mercado para desarrolladores junior está más complicado que nunca.
A pesar de los desafíos, la academia ha logrado crear 62 aplicaciones y 13 negocios, lo que demuestra un impacto tangible en la comunidad. Sin embargo, la falta de transparencia en los datos de empleo de los graduados ha generado críticas. Apple y sus socios no han revelado información específica sobre el éxito laboral de sus exalumnos, lo que provoca dudas sobre la efectividad general del programa.
A pesar de que el programa es gratuito, muchos estudiantes, como Lizmary Fernandez, han expresado preocupaciones sobre el estipendio de costo de vida que se ofrece. Aunque valora la experiencia, Lizmary comparte que varios de sus compañeros tuvieron que recurrir a la asistencia alimentaria para sobrevivir durante el curso. “La carga financiera fue difícil de manejar”, señala Lizmary, quien ha decidido reorientar su carrera hacia la abogacía tras su paso por la academia.0
