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¿Sabías que el mundo del capital riesgo tiene una relación algo complicada con el Medio Oeste de Estados Unidos? Inversores que suelen correr hacia las costas en busca de oportunidades, a menudo dejan de lado esta región cuando los mercados se ponen difíciles. Sin embargo, en medio de este vaivén, Drive Capital, con sede en Columbus, Ohio, ha vivido un ciclo propio de atención y desinterés. Curiosamente, su separación de cofundadores podría haber fortalecido a la firma en lugar de debilitarla.
Un hito notable en el capital riesgo
En mayo de este año, Drive Capital logró un hecho impresionante en el panorama del capital riesgo. En solo una semana, la firma devolvió 500 millones de dólares a sus inversores, distribuyendo casi 140 millones en acciones de Root Insurance. Este movimiento se produjo poco después de liquidar sus participaciones en Thoughtful Automation y otra empresa que prefirió mantener en el anonimato. Chris Olsen, cofundador y actual único socio gerente de Drive, no podía ocultar su sorpresa: “No tengo conocimiento de ninguna otra firma de capital riesgo que haya logrado tal liquidez recientemente,” comentó desde las oficinas de la firma en el vibrante barrio Short North de Columbus.
Este giro es aún más notable, dado que hace tres años, Olsen y su entonces cofundador Mark Kvamme, ambos ex socios de Sequoia Capital, se separaron. La ruptura sorprendió a muchos inversores y llevó a Kvamme a lanzar el Ohio Fund, un vehículo de inversión más amplio enfocado en el desarrollo económico del estado, que abarca desde bienes raíces hasta tecnología. Pero, ¿qué significa realmente este cambio para Drive Capital?
Estrategia contracorriente en un mar de ‘unicornios’
El reciente éxito de Drive se basa en lo que Olsen describe como una estrategia deliberadamente contracorriente en una industria obsesionada con los ‘unicornios’ y ‘decacornio’ —empresas valoradas en 1.000 millones y 10.000 millones de dólares, respectivamente. “Si solo te dejas llevar por lo que dicen los periódicos o lo que se comenta en los cafés de Sand Hill Road, te perderás la realidad,” dijo Olsen. “Aunque esos resultados se dan, son realmente raros. En los últimos 20 años, solo ha habido 12 resultados en EE.UU. de más de 50 mil millones.”
En contraste, Olsen destacó que ha habido 127 ofertas públicas iniciales (IPO) que alcanzaron los 3.000 millones de dólares o más, además de cientos de fusiones y adquisiciones a ese nivel. “Si puedes salir de empresas a 3.000 millones, entonces puedes alcanzar algo que ocurre cada mes,” explicó. Este razonamiento sustentó la salida de Thoughtful Automation, que Olsen describió como “casi retornadora de fondos,” a pesar de estar “por debajo de mil millones.” Esta compañía de automatización de salud mediante IA fue vendida a New Mountain Capital, que la combinó con otras dos empresas para formar Smarter Technologies.
Éxitos y fracasos en el camino
El historial de Drive Capital incluye tanto éxitos significativos como tropiezos inesperados. La firma fue un inversor temprano en Duolingo, respaldando la plataforma de aprendizaje de idiomas cuando aún no generaba ingresos. Hoy, Duolingo cotiza en NASDAQ con una capitalización de mercado cercana a los 18 mil millones de dólares. También invirtieron en Vast Data, una plataforma de almacenamiento de datos valorada en 9 mil millones a finales de 2023, obteniendo ganancias en la reciente distribución de Root Insurance, a pesar de su difícil desempeño en el mercado público desde su IPO en 2020.
No obstante, Drive también enfrentó el fracaso espectacular de Olive AI, una startup de automatización de salud con sede en Columbus que recaudó más de 900 millones y fue valorada en 4 mil millones antes de vender partes de su negocio en una liquidación. “Debes ser capaz de generar retornos en mercados adversos, así como en mercados favorables,” dijo Olsen. “Cuando los mercados son realmente desafiados, es cuando hay menos liquidez.”
Lo que distingue a Drive, según Olsen, es su enfoque en empresas que construyen fuera del ecosistema hipercompetitivo de Silicon Valley. La firma ahora tiene empleados en seis ciudades —Columbus, Austin, Boulder, Chicago, Atlanta y Toronto— apoyando a fundadores que, de otro modo, se verían obligados a elegir entre construir cerca de sus clientes o de sus inversores. “Las empresas en etapas tempranas que están fuera de Silicon Valley enfrentan una barra más alta. Deben ser un mejor negocio para atraer la inversión,” concluyó Olsen.
El enfoque de Drive no se centra tanto en crear algo completamente nuevo, sino en aplicar tecnología a industrias tradicionales que los capitalistas de riesgo de las costas podrían pasar por alto. Por ejemplo, han invertido en una compañía de soldadura autónoma y en lo que Olsen denomina “seguros dentales de nueva generación,” sectores que representan la vasta economía de 18 billones de dólares de EE.UU., más allá de las joyas tecnológicas de Silicon Valley.
Aunque el impacto de este enfoque y el impulso de Drive podrían traducirse en un nuevo gran fondo, esto aún está por verse. La firma actualmente gestiona activos recaudados cuando Kvamme aún estaba a bordo y, según Olsen, les queda un 30% por invertir de su fondo actual, un vehículo de 1.000 millones anunciado en junio de 2022.
Sobre los retornos en efectivo hasta la fecha, Olsen señaló que, con 2.200 millones en activos bajo gestión a través de todos los fondos de Drive, todos son “fondos de cuartil superior” con “más del 4x neto en nuestros fondos más maduros” y “continuando creciendo desde allí.” Mientras tanto, la tesis de Drive sobre Columbus como un centro tecnológico legítimo recibió una validación adicional esta semana cuando Palmer Luckey, Peter Thiel y otros magnates de la tecnología anunciaron planes para lanzar Erebor, un banco enfocado en criptomonedas con sede en Columbus. “Cuando comenzamos Drive en 2012, la gente pensaba que estábamos locos,” dijo Olsen. “Ahora estás viendo a las personas que considero las mentes más brillantes en tecnología mudándose de Silicon Valley y estableciendo grandes presencias en diferentes ciudades.”
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