La regulación de la inteligencia artificial se ha convertido en un tema candente en Estados Unidos, especialmente en Nueva York. Allí, el asambleísta Alex Bores ha impulsado el proyecto de ley conocido como RAISE Act. Esta legislación establece estándares de seguridad para los modelos de IA y ha atraído la atención de legisladores y figuras importantes de la industria tecnológica. Desde su creación, Bores ha enfrentado una fuerte oposición, particularmente de un super PAC respaldado por Andreessen Horowitz y otros líderes del sector.
La organización, denominada Leading the Future, se formó con un compromiso financiero superior a los 100 millones de dólares. Su objetivo es apoyar a políticos que promueven un enfoque menos restrictivo hacia la regulación de la IA. Este movimiento ha intensificado las tensiones entre los defensores de la regulación y los representantes de la industria tecnológica.
Implicaciones del RAISE Act
El RAISE Act busca asegurar que los grandes laboratorios de IA implementen planes de seguridad que prevengan daños críticos.
Entre sus disposiciones, se incluye la obligación de seguir estos planes y reportar incidentes críticos, como el robo de modelos de IA. La legislación, que está a la espera de la firma de la gobernadora Kathy Hochul, también impone sanciones civiles de hasta 30 millones de dólares para las empresas que no cumplan con estos estándares.
Consultas y negociaciones con el sector tecnológico
Durante el proceso de redacción del RAISE Act, Bores se reunió con grandes empresas de IA, como OpenAI y Anthropic, para discutir la viabilidad de sus propuestas.
Sin embargo, no todas las sugerencias fueron aceptadas; se eliminaron disposiciones como la exigencia de auditorías de seguridad realizadas por terceros, lo que refleja la resistencia de la industria ante ciertas regulaciones. A pesar de esto, la propuesta de Bores ha encontrado un camino hacia la legislatura, aunque no sin consecuencias.
Oposición de Silicon Valley
La respuesta del super PAC Leading the Future ha sido contundente. Según sus líderes, Zac Moffatt y Josh Vlasto, la legislación que promueve Bores podría obstaculizar la competitividad de Estados Unidos en el ámbito de la IA.
En un comunicado, argumentaron que el RAISE Act limita el crecimiento económico y expone a los usuarios a influencias externas, además de poner en riesgo la seguridad nacional.
Los críticos del proyecto de ley sostienen que la regulación estatal podría resultar en un mosaico de leyes que frene la innovación y favorezca a países como China en la carrera por la supremacía en IA. Este tipo de argumentos ha llevado a algunos legisladores, como el senador Ted Cruz, a intentar reintroducir cláusulas que impidan a los estados establecer sus propias regulaciones sobre IA.
Papel de los estados en la regulación de la IA
Bores ha expresado su preocupación sobre la tendencia a restringir el poder de los estados para legislar en cuestiones de IA, especialmente en un contexto donde el gobierno federal no ha tomado medidas significativas al respecto. En su opinión, los estados pueden actuar como laboratorios de políticas, experimentando con diferentes enfoques para abordar los problemas que surgen con el avance de la tecnología.
“Si el Congreso no aborda el problema, ¿por qué deberían los estados quedarse al margen?” se pregunta Bores. A pesar de la resistencia y la oposición de los intereses de Silicon Valley, él sostiene que la regulación no tiene que ser un obstáculo para la innovación. Establecer normas básicas puede, de hecho, fomentar un entorno más confiable para el desarrollo de la IA.
Futuro de la regulación de la IA
El debate sobre el RAISE Act y la respuesta de la industria destacan la complicada relación entre regulación e innovación en el campo de la inteligencia artificial. Mientras algunos argumentan que las normas son necesarias para proteger a los usuarios y promover un desarrollo responsable, otros ven estas regulaciones como una amenaza a la competitividad y al crecimiento económico. La forma en que se resuelva este conflicto tendrá un impacto significativo en el futuro del desarrollo tecnológico, no solo en Nueva York, sino en todo el país.
El camino hacia una regulación efectiva de la IA requerirá un diálogo continuo entre legisladores y la industria. Bores se muestra optimista de que, con el tiempo, se pueda encontrar un equilibrio que permita tanto la innovación como la seguridad. “La IA que prevalezca será aquella que inspire confianza”, concluye.

