En el fascinante mundo de la ciberseguridad, emergen historias que subrayan el profundo impacto que un simple código puede tener en la vida de las personas. Este es el caso de Bernardo Quintero, un emprendedor que ha dejado una huella imborrable en la industria tecnológica gracias a un virus informático creado en su juventud en Málaga. Su búsqueda para encontrar al autor de ese código no solo ha desenterrado su pasado, sino también una historia que ha transformado a toda una ciudad.
El virus Málaga, que apareció en 1992, se convirtió en un reto para muchos estudiantes de informática en la Universidad Politécnica de Málaga. Aunque era un programa relativamente inofensivo, el desafío de erradicarlo encendió en Quintero una pasión por la seguridad informática que lo llevaría a fundar VirusTotal, una empresa adquirida por Google en 2012. Esta adquisición ha permitido que Málaga se posicione como un centro neurálgico de la ciberseguridad en Europa.
La búsqueda de un autor desconocido
Durante años, Quintero sintió una profunda curiosidad por descubrir quién había creado el virus Málaga. Este interés se convirtió en una misión cuando, en, decidió emprender la búsqueda del misterioso programador que impactó su vida. Con la ayuda de las redes sociales, solicitó pistas y comenzó a investigar el código original del virus.
Un desafío revelador
El joven Quintero, aún estudiante, se vio obligado a crear un antivirus para el ingenioso programa de 2610 bytes que había infectado los sistemas de su universidad.
Cada mes, el virus mostraba un mensaje que condenaba a la organización terrorista ETA, un hecho que Quintero nunca había compartido públicamente. En su travesía, encontró fragmentos que podrían ser la firma del autor, llevándolo a un descubrimiento crucial: el pseudónimo “KIKESOYYO”, que se traduce como “Kike soy yo”.
La conexión con Antonio Astorga
Un mensaje en LinkedIn de un antiguo compañero de clase proporcionó la clave para resolver el enigma.
Este contacto, que trabaja en el Ayuntamiento de Córdoba, reveló que conocía al creador del virus, un tal Antonio Astorga. Desafortunadamente, Astorga había fallecido, pero conocer su identidad llenó a Quintero de nostalgia y emoción.
El legado de un pionero
Astorga, apodado “Kike”, no solo dejó una marca en la vida de Quintero, sino que también tuvo una carrera notable como docente de informática. Su legado perdura en su familia y en sus estudiantes, quienes lo recuerdan con admiración. La historia se tornó más conmovedora cuando Quintero se reunió con el hijo de Astorga, Sergio Astorga, un joven que sigue los pasos de su padre en el campo de la informática.
La conexión entre ambos fue instantánea. Sergio, recién graduado en Ingeniería del Software, se sintió honrado de que el trabajo de su padre hubiera sido un catalizador en la trayectoria de Quintero. Para este último, el cierre del ciclo de 33 años fue agridulce, ya que nunca conoció a Astorga, pero encontró un nuevo vínculo a través de su hijo.
Málaga, un centro de innovación en ciberseguridad
La historia del virus Málaga no solo representa un viaje personal para Quintero, sino que simboliza el crecimiento de Málaga como un epicentro tecnológico. La fundación de VirusTotal y su integración con Google han permitido que la ciudad se convierta en un lugar donde el talento en ciberseguridad florece. Con colaboraciones activas entre la Universidad de Málaga y el Centro de Ingeniería de Seguridad de Google, hoy muchos jóvenes aspiran a seguir carreras en este campo vital.
El impacto del virus que alguna vez causó revuelo en las aulas universitarias se refleja en la pasión de las nuevas generaciones por la ciberseguridad. Quintero ve en Sergio un ejemplo del potencial que existe hoy en Málaga. La historia de un virus malicioso se ha transformado en una poderosa narrativa de innovación y futuro.
