La elección del nombre de un nuevo papa no es solo una formalidad, sino que está cargada de simbolismo y significado. En el caso del papa Leo XIV, su elección está profundamente relacionada con la inteligencia artificial (IA) y los desafíos sociales que esta tecnología plantea en la actualidad. Nacido como Robert Francis Prevost, el nuevo papa ha decidido rendir homenaje a su predecesor, el papa Leo XIII, quien lideró la Iglesia Católica durante la Revolución Industrial, un periodo de grandes cambios sociales y económicos.
Paralelismos entre épocas de cambio
En su discurso ante el Colegio de Cardenales, Leo XIV explicó que su elección de nombre refleja su deseo de continuar el legado de Leo XIII, quien abordó la cuestión social en su encíclica Rerum Novarum. Esta carta histórica se centró en la desigualdad social y los derechos laborales en un momento en que los trabajadores se desplazaban de la agricultura a las fábricas, enfrentándose a condiciones laborales precarias. Leo XIV ve la actual revolución tecnológica, impulsada por la IA, como un momento similar de transformación social que requiere atención y acción.
Desafíos de la inteligencia artificial en el mundo laboral
La llegada de la IA ha comenzado a tener un impacto significativo en el mercado laboral. Según un informe del Foro Económico Mundial, se estima que el 41% de los empleadores planean reducir su plantilla en favor de la automatización de tareas mediante IA. Este cambio plantea serias preocupaciones sobre la dignidad humana, la justicia y los derechos laborales. La explotación de trabajadores en el desarrollo de IA, así como la falta de protección y salarios justos, son temas que la Iglesia Católica ha comenzado a abordar.
La voz de la Iglesia ante la revolución tecnológica
El papa Francisco, predecesor de Leo XIV, ya había advertido sobre los peligros de la IA, describiéndola como una posible «distorsión de la realidad». En su mensaje de enero de 2024, enfatizó la necesidad de discernir entre la verdad y las narrativas falsas que pueden surgir en la era digital. La Iglesia, a través de sus enseñanzas sociales, busca ofrecer un marco ético que guíe el desarrollo y la implementación de tecnologías emergentes, asegurando que se respeten los derechos humanos y la dignidad de todos los trabajadores.