En el ámbito de la vigilancia tecnológica, Flock, una empresa especializada en lectores automáticos de matrículas y cámaras impulsadas por inteligencia artificial, ha sido acusada de contratar a trabajadores en el extranjero a través de plataformas como Upwork. Estos empleados tienen la tarea de entrenar algoritmos de aprendizaje automático que analizan y clasifican imágenes de personas y vehículos en Estados Unidos, según información revelada accidentalmente por la propia compañía.
La utilización de estos trabajadores internacionales plantea preguntas críticas sobre la privacidad y el manejo de los datos recopilados por las cámaras de Flock, que han proliferado en comunidades de todo el país y son empleadas por las fuerzas del orden para investigar delitos como el robo de vehículos.
Además, se ha informado que la policía local ha utilizado este sistema para realizar búsquedas relacionadas con la Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
La controversial función de Flock en la vigilancia
La tecnología de Flock permite un escaneo constante de matrículas, marcas, modelos y colores de vehículos en movimiento. Las autoridades pueden acceder a una base de datos nacional para rastrear los desplazamientos de un vehículo específico.
Esta recopilación de datos se lleva a cabo a menudo sin la necesidad de una orden judicial, lo que ha llevado a organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y la Fundación Fronteriza Electrónica (EFF) a presentar demandas contra ciudades que han implementado Flock de manera extensiva.
El entrenamiento de la inteligencia artificial
El entrenamiento de la IA de Flock implica la revisión de gran cantidad de material audiovisual.
Según un panel de control expuesto, los trabajadores realizan tareas de anotación que incluyen la categorización de tipos de vehículos, colores, transcripción de matrículas y, más sorprendentemente, la detección de sonidos como gritos. Esto sugiere que el sistema no solo identifica vehículos, sino que también podría estar evaluando comportamientos humanos en situaciones específicas.
Dentro de este contexto, se han encontrado presentaciones que detallan cómo deben proceder los trabajadores en la clasificación de los videos.
Por ejemplo, se les instruye a escuchar grabaciones completas y elegir de un menú desplegable lo que creen que están oyendo, desde accidentes automovilísticos hasta disparos. Este enfoque pone de manifiesto la magnitud y la naturaleza intrusiva de la vigilancia que Flock está implementando.
Preocupaciones sobre la privacidad y derechos civiles
La utilización de trabajadores en el extranjero para manejar datos tan sensibles resalta preocupaciones sobre la privacidad de los ciudadanos. Las imágenes y grabaciones que analizan estos trabajadores pueden contener información altamente delicada, lo que plantea preguntas sobre quién tiene acceso a esos datos y cómo se utilizan. Con una red de cámaras que abarca miles de comunidades, el potencial de abuso es considerable.
La falta de transparencia de Flock
Cuando 404 Media contactó a Flock para obtener más información, el panel expuesto fue retirado de inmediato y la empresa optó por no hacer comentarios. Esta falta de transparencia es alarmante y refuerza las preocupaciones sobre el uso de tecnología de vigilancia sin una adecuada supervisión y regulación. La comunidad y los defensores de los derechos civiles están cada vez más preocupados por el uso de tales tecnologías, especialmente considerando que su implementación se ha expandido más allá de las fronteras tradicionales de la vigilancia.
El caso de Flock ilustra cómo la intersección entre la tecnología, el trabajo remoto y la vigilancia puede generar implicaciones complejas para la privacidad y los derechos humanos en la era digital. La creciente dependencia de sistemas de vigilancia automatizados, combinada con una falta de claridad en el manejo de los datos, exige una intensa revisión y debate público sobre el futuro de la privacidad en una sociedad cada vez más monitoreada.

