A pesar de que el soporte gratuito para diversas versiones de Windows 10 ha llegado a su fin, las cifras de uso siguen mostrando una transición gradual hacia Windows 11. Según los datos de Statcounter de noviembre de 2025, Windows 11 alcanzó un 53.7% en escritorios activos, mientras que Windows 10 se mantiene en un 42.7%. Esta tendencia refleja tanto el uso en dispositivos de consumidores como en empresas.
Sin embargo, es relevante destacar que la muestra de sitios web es limitada, lo que nos invita a ser cautelosos al interpretar estas tendencias de adopción.
La preferencia de los usuarios por Windows 10 es innegable. El ritmo de cambio entre ambos sistemas es mucho más lento de lo que muchos fabricantes de hardware anticiparon. En el ámbito empresarial, la estrategia de adopción de nuevos sistemas operativos sigue siendo cautelosa.
El enfoque empresarial hacia la migración
Muchas organizaciones que aún utilizan Windows 10 han optado por depender de las Actualizaciones de Seguridad Extendidas. Este enfoque les permite posponer una actualización sin comprometer la seguridad de sus sistemas. Es una estrategia común en entornos donde las aplicaciones heredadas y los equipos especializados aún no cuentan con soporte para controladores en Windows 11.
Obstáculos en la implementación de Windows 11
La migración a Windows 11 no solo implica la actualización del software, sino que también conlleva una serie de costos adicionales. Esto incluye pruebas de compatibilidad, planificación del despliegue y formación de personal, además de la posible interrupción de flujos de trabajo relacionados con la transición de software. Estas consideraciones han llevado a que muchas empresas aún no hayan asignado presupuesto para un reemplazo masivo de equipos.
Factores que inhiben la adopción de Windows 11
A pesar de que el soporte gratuito ha expirado, no han surgido incentivos claros que obliguen a las empresas a modificar sus ciclos de reemplazo de dispositivos. En comparación con las transiciones de sistemas operativos anteriores, los informes de las empresas de hardware indican que la actividad de actualización está muy por debajo de lo esperado. Por ejemplo, ejecutivos de Dell han señalado que la adopción de Windows 11 está rezagada en márgenes de dos dígitos comparado con ciclos de actualización anteriores.
Impacto del entorno económico
En un clima económico incierto, las empresas muestran reticencia a realizar programas de renovación inesperados ligados a fechas límite de sistemas operativos. La situación se complica al observar los datos de uso en el sector consumidor. Muchos usuarios de dispositivos con Windows 11 siguen utilizando sus antiguos equipos con Windows 10 para tareas específicas, lo que contribuye a estadísticas de uso que no reflejan una adopción real del nuevo sistema.
En varias regiones de Europa, los consumidores continúan recibiendo actualizaciones de seguridad sin costo adicional. Esto disminuye la urgencia de reemplazar hardware que sigue siendo funcional. La familiaridad con las herramientas de productividad existentes y los flujos de trabajo consolidados refuerzan la tendencia a retrasar la actualización a Windows 11.
Los datos sugieren que el crecimiento de Windows 11 se debe más a la incorporación de nuevos dispositivos que a la sustitución de los existentes. En términos generales, Windows 10 parece experimentar una desaceleración lenta, ya que Windows 11 no presenta ventajas operativas significativas que justifiquen una migración inmediata.
