La creciente preocupación por el impacto ambiental de la IA
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha avanzado a pasos agigantados, transformando industrias y mejorando la eficiencia en diversos sectores. Sin embargo, este crecimiento acelerado ha traído consigo una serie de preocupaciones, especialmente en lo que respecta a su impacto ambiental. Recientemente, más de 100 organizaciones han firmado una carta abierta instando a la industria de la IA y a los reguladores a tomar medidas para mitigar los efectos negativos que esta tecnología puede tener sobre el medio ambiente.
Demandas de sostenibilidad en la infraestructura de IA
La carta, que cuenta con el respaldo de grupos de defensa reconocidos como Amnistía Internacional y el AI Now Institute, destaca la evidencia creciente de que los sistemas de IA están contribuyendo al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los firmantes exigen que la infraestructura de IA, incluidos los centros de datos, sea completamente libre de combustibles fósiles. Este llamado a la acción se produce en un momento en que la demanda de energía para alimentar estos sistemas está llevando a las redes eléctricas al límite, obligando a algunas empresas a recurrir a fuentes de energía contaminantes como el carbón.
El costo ambiental de la expansión de la IA
Según la Agencia Internacional de Energía, se estima que el consumo eléctrico de los centros de datos a nivel global podría duplicarse, alcanzando más de 1,000 teravatios para 2026, lo que equivale al uso anual de electricidad de Japón. Esta creciente demanda no solo está intensificando la dependencia de los combustibles fósiles, sino que también está vinculada a problemas de salud pública. Además, los centros de datos requieren grandes cantidades de agua para su funcionamiento, lo que plantea un desafío adicional en términos de sostenibilidad.
Los firmantes de la carta subrayan que sus demandas representan el mínimo necesario para mitigar el daño que la expansión descontrolada de la IA puede causar. En particular, las comunidades más vulnerables al cambio climático son las que más sufren las consecuencias de esta tecnología, a menudo sin tener voz en su desarrollo. Por lo tanto, es crucial que la industria de la IA priorice procesos que contribuyan de manera significativa a la sociedad, al tiempo que minimizan el daño ambiental y humano.