El 6 de septiembre de 2025, Google recibió una noticia que cambió su trayectoria: un juez determinó no proceder con la escisión de la empresa, la cual parecía inminente hace un año. La razón principal de este giro es el surgimiento de la inteligencia artificial (IA) como un actor clave en el mercado de los motores de búsqueda. Esta decisión resalta cómo la IA, en particular los modelos de lenguaje de gran tamaño, está transformando la interacción de los usuarios con la búsqueda en línea, poniendo en jaque el modelo de negocio tradicional de Google.
La decisión del juez y el futuro de Google
Según la sentencia del juez Amit Mehta, Google no estará obligado a vender su navegador Chrome ni el sistema operativo Android. Sin embargo, deberá compartir cierta información con «competidores calificados», tal como estableció el tribunal. Esta decisión es el resultado de un año de batallas legales y de una creciente presión del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que inicialmente consideraba la escisión como la única solución para abordar el monopolio de Google en el mercado de motores de búsqueda.
En un contexto en el que Google ha desembolsado sumas considerables a empresas como Apple y Samsung para mantener su motor de búsqueda como predeterminado, la corte reconoció que, a pesar de su posición dominante, el panorama del mercado está cambiando radicalmente. Con la llegada de la IA, como ChatGPT y Claude, los usuarios ahora buscan respuestas generadas automáticamente, cuestionando la necesidad de hacer clic en los resultados tradicionales de búsqueda.
El papel de la inteligencia artificial en el cambio del mercado
Los modelos de lenguaje de gran tamaño, como los desarrollados por Google, han empezado a influir en el comportamiento de los usuarios. Según una encuesta de Bain & Company, el 80% de los usuarios está satisfecho con las respuestas de la IA para al menos el 40% de sus búsquedas. Este cambio representa una amenaza directa al modelo de negocio de Google, que depende en gran medida de los ingresos publicitarios generados por los clics en los resultados de búsqueda.
Con la IA proporcionando respuestas rápidas y directas, los usuarios tienden a no interactuar más con los resultados, lo que reduce las entradas publicitarias de Google. La corte reconoció que la era de la búsqueda en línea está evolucionando, y los verdaderos competidores de Google ya no son los motores de búsqueda tradicionales como Bing, sino las aplicaciones de IA que están cambiando la manera en que las personas buscan información.
Las perspectivas futuras y las implicaciones antimonopolio
El juez concluyó que, a pesar de que Google ha mantenido su monopolio en el mercado de motores de búsqueda durante más de una década, el problema podría resolverse de forma natural en los próximos años. Esta posición recuerda el caso de Internet Explorer, donde la resistencia de los reguladores no impidió que nuevos competidores emergieran y transformaran el mercado.
En definitiva, el futuro de Google en el ámbito de la búsqueda es incierto. Con la IA en constante evolución y ganando terreno, las empresas tecnológicas deben adaptarse rápidamente para permanecer relevantes. Las dinámicas competitivas están cambiando, y Google enfrentará desafíos sin precedentes que pondrán a prueba su resiliencia e innovación.