La vida de un mensajero en Beijing refleja la realidad laboral moderna en China, un país donde la economía crece rápidamente, mientras los trabajadores enfrentan condiciones difíciles. Hu Anyan, un autor destacado, comparte en su libro I Deliver Parcels in Beijing las experiencias de quienes, como él, se dedican a la entrega de paquetes en la bulliciosa capital. En sus relatos, Hu describe su intensa jornada laboral que comienza a las 7 de la mañana y se extiende hasta altas horas de la noche.
Las temperaturas extremas durante el verano representan un desafío constante para estos trabajadores, quienes a menudo se encuentran al borde del agotamiento. Hu menciona que, durante sus turnos, la transpiración empapaba su ropa desde el primer momento, un testimonio del esfuerzo físico que implica su labor. No obstante, su relato no solo se centra en las dificultades, sino también en la belleza de la perseverancia en un entorno económico precario.
El contexto del trabajo en la China contemporánea
La historia de Hu resuena con la de muchos otros trabajadores en China, quienes se ven atrapados en un ciclo de precariedad laboral. Aunque su experiencia como mensajero puede parecer única, el fenómeno de la incertidumbre en el empleo se extiende a diversas profesiones. Hu menciona que alrededor del 70 al 80 por ciento de los trabajadores de entrega son trabajadores a tiempo parcial, lo que significa que no tienen horarios fijos y deben ser flexibles para adaptarse a las demandas del mercado.
Los retos de la automatización
A pesar de los avances tecnológicos en la industria de la entrega, Hu asegura que la mayoría de sus compañeros no temen ser reemplazados por robots. Este temor parece ser más relevante en campos como la edición de video o el diseño gráfico. Hu observa que, en el contexto chino, el gobierno regula la automatización para que sirva a los intereses de la población, enfatizando que la tecnología solo es valiosa si mejora la calidad de vida de las personas.
La cultura laboral y la búsqueda de un significado personal
El concepto de tangping, que se traduce como ‘mentir plano’, ha emergido en la conversación cultural de China, reflejando un deseo de rechazo al exceso de trabajo y a la búsqueda incesante de éxito material. Hu, perteneciente a una generación que experimentó el auge económico del país, reflexiona sobre cómo su formación y experiencias laborales han moldeado su perspectiva sobre el trabajo. Para él, la seriedad en el cumplimiento de deberes es un legado de su educación en una China que aún estaba en transición hacia una economía de mercado.
La libertad en la simplicidad
Hu destaca que, tras años de trabajo arduo, encontró en la escritura una forma de expresión que le permitió recuperar su individualidad. A través de su narrativa, subraya la importancia de buscar un sentido de autonomía y valor personal en un mundo donde muchos se sienten como meras piezas de una máquina. La escritura, para él, representa un acto de resistencia contra la deshumanización que puede surgir en trabajos rutinarios y sin creatividad.
La vida simple que algunos jóvenes eligen se convierte en un camino hacia la libertad personal, donde el valor no se mide solo en términos económicos. Hu, tras ser despedido de su trabajo como mensajero, decidió dedicar su tiempo a escribir, lo que le permitió explorar su creatividad y su voz única. En un entorno donde la presión por producir y consumir es constante, su historia sirve como un recordatorio de la importancia de encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Finalmente, el relato de Hu Anyan no solo ofrece una visión de la vida de un mensajero en Beijing, sino que también plantea preguntas sobre la naturaleza del trabajo y el valor que otorgamos a nuestras experiencias. A medida que más voces emergen de la clase trabajadora en China, es esencial escuchar y aprender de sus historias, que son un reflejo de la lucha y la esperanza en un mundo en constante cambio.
 
					

