¿Te has preguntado cómo la inteligencia artificial (IA) está cambiando nuestras vidas? Desde mejorar la atención médica hasta facilitar la búsqueda de empleo, su presencia es innegable. Sin embargo, también surgen preguntas importantes sobre su impacto en comunidades que históricamente han enfrentado marginalización. Un nuevo estudio revela que las actitudes hacia la IA son, sorprendentemente, mucho más negativas entre las personas transgénero, no binarias y con discapacidad en comparación con sus contrapartes cisgénero y sin discapacidad.
Resultados del estudio
Este estudio, llevado a cabo por un equipo de investigadores, encuestó a más de 700 personas en Estados Unidos. La muestra incluyó una representación nacional y un número intencionado de individuos trans, no binarios, discapacitados y de minorías raciales. Se les preguntó sobre sus actitudes hacia la IA: ¿creen que mejorará sus vidas? ¿Cómo la ven en general? ¿Esperan utilizarla en el futuro?
Los resultados son reveladores. Los participantes transgénero, no binarios y discapacitados mostraron, en promedio, actitudes notablemente más negativas hacia la IA que aquellos que son cisgénero y sin discapacidad. Esto indica que, al utilizar sistemas de IA, estas comunidades lo hacen con serias preocupaciones y reservas. ¿Es posible que la narrativa de que la IA beneficiará a todos por igual esté equivocada?
Implicaciones sobre la percepción pública
La percepción pública juega un papel fundamental en cómo se desarrolla, adopta y regula la IA. Si la IA se considera un bien social pero solo beneficia a quienes ya tienen poder, ¿qué sentido tiene? Cuando las personas deben utilizar la IA pero desconfían de ella, esto puede limitar su participación, erosionar la confianza y agravar las desigualdades existentes.
En el estudio, los no binarios expresaron las actitudes más negativas hacia la IA, seguidos por los transgénero. Entre los cisgéneros, las mujeres reportaron actitudes más negativas que los hombres, un patrón que coincide con investigaciones previas, pero este estudio amplía la discusión al incluir las perspectivas no binarias y trans. Además, los participantes discapacitados mostraron visiones más negativas de la IA que los no discapacitados, especialmente aquellos que son neurodivergentes o tienen condiciones de salud mental.
Recomendaciones para el futuro
Frente a la desconfianza hacia la IA entre las comunidades marginadas, es fundamental que los responsables de políticas y desarrolladores de tecnología tomen medidas adecuadas. Primero, deben ofrecer opciones de consentimiento significativo, permitiendo a todos decidir sobre el uso de la IA en sus vidas. Esto implica que empleadores, proveedores de atención médica y otras instituciones revelen cómo están utilizando la IA y ofrezcan a las personas la oportunidad real de optar por no participar sin penalización.
Además, es vital garantizar la transparencia en el manejo de datos y las protecciones de privacidad. Esto ayudaría a las personas a entender de dónde provienen los datos que alimentan los sistemas de IA y cómo serán protegidos. Estas medidas son especialmente críticas para comunidades que ya han sufrido la vigilancia algorítmica y el uso indebido de datos.
Por último, es crucial que los desarrolladores de IA realicen pruebas y evaluaciones de impacto en grupos marginados. Esto puede incluir enfoques participativos que integren a las comunidades afectadas en el diseño de los sistemas de IA. Si una comunidad dice no a la IA, ¿no debería ser una prioridad escuchar y actuar en consecuencia?
