En 2025, el sector fintech sigue en auge, con inversiones que han alcanzado los 210 mil millones de euros a nivel global. Sin embargo, los números hablan claro: la volatilidad de los mercados y las incertidumbres económicas requieren atención constante.
Desde mi experiencia en Deutsche Bank, he observado cómo la crisis de 2008 llevó a replantear las operaciones en el ámbito financiero. Hoy, quien trabaja en el sector sabe que la innovación no es solo una cuestión tecnológica; implica una profunda due diligence y compliance normativa.
Una de las principales dificultades es la gestión de la liquidez. Durante la crisis, aprendimos que una adecuada gestión de la liquidez es fundamental para la supervivencia de cualquier institución financiera. Por lo tanto, las startups fintech deben asegurarse de que sus modelos de negocio sean resilientes y capaces de enfrentar posibles turbulencias.
Además, las implicaciones regulatorias son cada vez más relevantes. La Autoridad de Conducta Financiera (FCA) y el Banco Central Europeo (BCE) están intensificando los controles y las normativas para garantizar la estabilidad del sector. Las empresas fintech deben estar preparadas para adaptarse a un entorno regulatorio en constante evolución.
Mientras la innovación fintech presenta oportunidades sin precedentes, las empresas enfrentan desafíos significativos. De cara al futuro, es esencial que los actores del sector permanezcan atentos y listos para aprender de las lecciones del pasado.


