La crisis de la malnutrición infantil está alcanzando niveles alarmantes. ¿Te imaginas que la ayuda humanitaria, vital para muchas familias, esté siendo recortada justo cuando más se necesita? Los alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF), que son como una mantequilla de maní fortificada, son esenciales para tratar casos severos de malnutrición. A pesar de un compromiso de $50 millones por parte de la administración Trump para financiar estos productos, la drástica reducción de la asistencia exterior ha afectado gravemente su distribución a nivel mundial. Sin órdenes realizadas a los principales proveedores en lo que va del año, los expertos advierten que esta situación podría resultar en un aumento de la mortalidad infantil por hambre. ¿Qué está pasando realmente?
La escasez crítica de RUTFs
“El stock se está agotando de manera crítica”, advierte Clement Nkubizi, director nacional de la ONG Acción Contra el Hambre en Sudán del Sur. “La gente va a morir”. Desde su invención en la década de 1990, los RUTFs han sido considerados uno de los mayores avances en la lucha contra la muerte por hambre, aumentando las tasas de éxito en el tratamiento de la malnutrición infantil del 25% a más del 90%. Sin embargo, desde que asumió el cargo en enero, la administración Trump ha recortado drásticamente la ayuda exterior estadounidense.
Desde el 1 de julio, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) cerró oficialmente, dejando que el Departamento de Estado asumiera algunas iniciativas, pero eliminando muchas otras. A pesar de las afirmaciones de líderes como el secretario de Estado Marco Rubio de que ciertos esfuerzos vitales no se abandonarían, programas críticos ya han sido eliminados. Los expertos estiman que la mortalidad por estos recortes podría ascender a 14 millones de muertes prevenibles. ¿No es aterrador pensar en esto?
El impacto de los recortes en el terreno
USAID financiaba aproximadamente el 50% de la producción mundial de RUTFs. Aunque la administración Trump ha reactivado sus contratos de RUTF para 2024 después de haberlos recortado inicialmente en marzo, proveedores estadounidenses como MANA Nutrition y Edesia aún esperan nuevas órdenes del gobierno. “Nuestros almacenes están desbordados de productos”, dice David Todd Harmon, cofundador de MANA. “Se ha vendido al gobierno de EE. UU., pero nadie lo ha recogido”.
Edesia, que produce el conocido Plumpy’Nut, ha estado cumpliendo con los pedidos de 2024 a un ritmo reducido. En julio, finalizó esos contratos y no ha recibido noticias del Departamento de Estado sobre futuros pedidos. Mientras tanto, la empresa ha tenido que despedir al 10% de su personal en marzo. Navyn Salem, fundadora de Edesia, señala que un pedido de 122,000 cajas de Plumpy’Nut está en camino a Sudán, pero aún hay 185,000 cajas esperando ser asignadas a un país. ¿Qué pasará con esos niños que dependen de estos productos?
La reacción internacional y el futuro incierto
La reducción de la ayuda humanitaria ha llevado a otros países a recortar también su asistencia. “La gente podría haber esperado que otros países intervinieran para llenar el vacío, pero hemos visto lo contrario”, dice Heather Stobaugh, directora asociada de Acción Contra el Hambre. En 2025, países como el Reino Unido, Alemania y Canadá han reducido aún más su ayuda, lo que agrava la crisis en el terreno.
La falta de comunicación del Departamento de Estado con Edesia respecto a la situación actual ha generado incertidumbre. “Estamos proporcionando $40 millones a UNICEF para tratar a aproximadamente 432,000 niños con malnutrición severa”, afirmó un portavoz del Departamento de Estado. Sin embargo, Salem considera que esta información no es precisa. “No hemos enviado nada en seis meses. Eso significa que millones de niños no están recibiendo lo que necesitan”, concluye Salem. ¿Qué futuro les espera a esos pequeños?