La rápida adopción de la inteligencia artificial (IA) en diversas industrias ha generado preocupación en el sector asegurador. Un reciente artículo del Financial Times revela que importantes compañías de seguros como AIG, Great American y WR Berkley están solicitando a los reguladores de EE. UU. la posibilidad de excluir las responsabilidades relacionadas con la IA de sus pólizas corporativas. Este movimiento refleja el temor que sienten ante la opacidad de los modelos de IA, descritos por un asegurador como una caja negra que dificulta la evaluación de riesgos.
El nerviosismo de las aseguradoras es comprensible. Casos recientes han demostrado que las implicaciones de la IA pueden ser imprevistas y potencialmente devastadoras. Por ejemplo, un error en la plataforma de IA de Google llevó a que se acusara falsamente a una empresa solar de problemas legales, resultando en una demanda de 110 millones de dólares. Además, el año pasado, Air Canada se vio obligada a cumplir con un descuento creado por su chatbot, lo que generó pérdidas significativas.
A esto se suma un caso alarmante en el que un grupo de estafadores logró robar 25 millones de dólares de la firma de ingeniería Arup, utilizando una versión clonada digitalmente de un ejecutivo senior durante una videoconferencia que parecía completamente legítima.
Los temores de las aseguradoras ante la IA
El verdadero temor de los aseguradores no radica únicamente en la posibilidad de un pago masivo; lo que realmente les inquieta es el riesgo sistémico que podría presentarse si un modelo de IA ampliamente utilizado causa una avalancha de reclamaciones simultáneas.
Un ejecutivo de Aon menciona que las aseguradoras pueden manejar pérdidas significativas, como 400 millones de dólares para una sola empresa. Sin embargo, la situación se complica si una IA autónoma provoca miles de reclamaciones a la vez.
Precedentes preocupantes en la industria
La consideración de los modelos de IA como agentes autónomos añade una capa de complejidad al panorama asegurador. En situaciones donde la IA toma decisiones sin intervención humana, la responsabilidad puede volverse difusa.
Esto se observa en incidentes donde las decisiones tomadas por sistemas de IA han llevado a consecuencias inesperadas y costosas. Las aseguradoras están comenzando a reconocer que establecer estándares para evaluar estos riesgos es esencial para su supervivencia.
La búsqueda de soluciones en el sector asegurador
Frente a estos desafíos, las compañías de seguros están explorando diversas estrategias para mitigar el riesgo asociado con la IA. Algunas están considerando la creación de pólizas especializadas que aborden específicamente las responsabilidades de la IA. Otros buscan colaborar con expertos en tecnología para entender mejor los modelos de IA y sus implicaciones. Sin embargo, la falta de datos claros y estandarizados sobre cómo funcionan estos sistemas complica aún más la tarea.
Además, la regulación se presenta como un componente crucial. Sin un marco normativo claro que guíe el desarrollo y la implementación de la IA, las aseguradoras se encuentran en un terreno inestable. Algunos expertos sugieren que la creación de comités de revisión que evalúen la seguridad y la ética de los sistemas de IA podría ser un primer paso hacia la estabilización del sector.
El futuro del seguro en la era de la inteligencia artificial
A medida que la adopción de la IA continúa creciendo, el sector asegurador deberá adaptarse a esta nueva realidad. Las aseguradoras que no logren evolucionar y encontrar maneras efectivas de gestionar los riesgos asociados a la IA podrían enfrentar una crisis significativa. La clave radicará en equilibrar la innovación con la responsabilidad, asegurándose de que las nuevas tecnologías no comprometan la estabilidad del sistema asegurador.
El desafío que plantea la inteligencia artificial es complejo y multifacético. A medida que más empresas integren esta tecnología, es fundamental que las aseguradoras se preparen para los riesgos que pueden surgir. La colaboración entre el sector tecnológico y el asegurador será esencial para navegar por este nuevo paisaje, garantizando que la innovación no se convierta en una carga insostenible.

