La integración de la inteligencia artificial (IA) en las operaciones empresariales se ha convertido en un tema candente. Sin embargo, muchas organizaciones enfrentan la dura realidad de obtener un retorno de inversión (ROI) mínimo de sus estrategias de IA. Un estudio del MIT reveló que un asombroso 95% de las aplicaciones de IA corporativas no han generado resultados significativos. Esto plantea una pregunta crucial: ¿por qué tantas iniciativas de IA no cumplen con las expectativas?
Una investigación reciente de SAS en colaboración con la International Data Corporation (IDC) destaca un factor importante que contribuye a este fenómeno: la falta de confianza generalizada en las herramientas de IA que las empresas están implementando. Este escepticismo, sumado a la infiabilidad inherente de algunos sistemas de IA, se presenta como un obstáculo principal para lograr un ROI significativo.
Problemas de confianza en la tecnología de IA
Puede parecer lógico que si las empresas no confían en una tecnología, dudarán en integrarla completamente en sus flujos de trabajo. Sin embargo, el panorama es complejo. La encuesta de SAS-IDC reveló que aproximadamente el 65% de las organizaciones están utilizando IA en la actualidad, mientras que otro 32% planea adoptarla en el próximo año. Gartner también predice que para finales de la década, hasta el 50% de los procesos internos de negocio podrían ser automatizados o mejorados mediante IA.
Adopción comercial frente a déficit de confianza
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio de SAS es la aparente contradicción entre la adopción generalizada de la IA y la falta de confianza en su eficacia. De más de 2,300 profesionales de TI y líderes empresariales encuestados, un notable 78% expresó confianza total en la IA. Sin embargo, solo el 40% de estas organizaciones ha establecido marcos de gobernanza y medidas de transparencia para asegurar la fiabilidad de sus sistemas de IA. Chris Marshall, vicepresidente de IDC, comentó que esta desconexión resulta en una subutilización de las capacidades de la IA, lo que lleva a un menor ROI donde la confianza es escasa.
Barreras para la confianza y la implementación
El estudio identificó tres desafíos fundamentales que impiden a las empresas confiar en sus soluciones de IA: infraestructura de nube inadecuada, falta de gobernanza y escasez de habilidades relacionadas con la IA entre los empleados. Mientras que los dos primeros problemas a menudo pueden ser abordados mediante asociaciones con proveedores tecnológicos, el tercero plantea un desafío más complejo. Existe una creciente preocupación entre los trabajadores sobre la seguridad laboral a medida que las tecnologías de IA evolucionan.
Capacitación y adaptación de la fuerza laboral
Afortunadamente, muchos líderes están priorizando la capacitación de los empleados sobre los despidos, reconociendo la importancia de desarrollar competencias en IA dentro de sus equipos. Según los hallazgos de SAS-IDC, adquirir solo una habilidad relacionada con la IA puede mejorar significativamente el potencial de ingresos de una persona en su próxima oportunidad laboral. Este enfoque en la formación refleja una tendencia positiva en la adaptación al cambiante panorama tecnológico.
Curiosamente, la encuesta también reveló una preferencia por los sistemas de IA generativa sobre los modelos tradicionales. Los encuestados informaron un mayor nivel de confianza en tecnologías más nuevas como ChatGPT y plataformas similares, a pesar de que los modelos de aprendizaje automático tradicionales son generalmente más transparentes y comprensibles. Este fenómeno puede atribuirse a una tendencia psicológica donde los humanos son más propensos a confiar en la IA que exhibe características humanas, creando una ilusión de fiabilidad.
La conexión humana con la IA
A medida que las herramientas de IA generativa se vuelven cada vez más capaces de producir textos que imitan la conversación humana, los usuarios pueden desarrollar conexiones emocionales con ellas. Este fenómeno puede conducir a resultados psicológicos significativos, incluyendo la formación de vínculos con chatbots o compañeros de IA comercializados como sustitutos sociales. Los autores del estudio de SAS señalan que cuanto más humano parece una IA, mayor es la confianza que genera, independientemente de su fiabilidad real.
Esta tendencia subraya la necesidad de que las empresas aborden la integración de la IA con una conciencia aguda de las dinámicas psicológicas en juego. A medida que las organizaciones buscan aprovechar al máximo el potencial de la IA, abordar los problemas de confianza e invertir en la capacitación de los empleados será crucial para superar las barreras que actualmente obstaculizan una implementación exitosa.