En los últimos años, las fuentes de energía renovables, como la energía solar y eólica, han incrementado su participación en el suministro eléctrico de Estados Unidos, superando el 20% de la producción total. A pesar de este avance, el sistema eléctrico enfrenta desafíos importantes que amenazan su capacidad para satisfacer la demanda, especialmente en momentos de picos de uso.
Según Chiara Lo Prete, profesora asociada de economía energética en la Universidad Estatal de Pensilvania, el problema no es la falta de generación de energía, sino la dificultad de distribuir energía de manera confiable cuando más se necesita. Esto ha quedado evidenciado en fallos de energía ocurridos en lugares como Texas y California, donde millones de hogares se han visto afectados.
Propuestas para mejorar el diseño del mercado eléctrico
Para abordar estas deficiencias, Lo Prete y un equipo de investigadores de un organismo sin ánimo de lucro en Washington D.C. han analizado diversas propuestas para el diseño del mercado eléctrico. Estas propuestas, que aún no han sido implementadas, se dividen en cinco categorías, que van desde ajustes menores hasta cambios radicales, incluyendo subastas de contratos a largo plazo y enfoques que combinan mercados de corto y largo plazo.
El papel de los contratos a futuro
Una de las recomendaciones más relevantes del estudio es la implementación de contratos a futuro, que son compromisos de los distribuidores para adquirir cantidades específicas de electricidad de los generadores. Este tipo de contratos podría facilitar la inversión en los recursos necesarios para alcanzar los objetivos de descarbonización.
Lo Prete enfatiza que el crecimiento proyectado de la demanda de energía, que se espera que aumente un 25% para 2030 y un 78% para 2050, complica la tarea de prever las necesidades energéticas futuras. Factores como la electrificación del transporte y la proliferación de centros de datos contribuyen a esta incertidumbre.
Lecciones de incidentes pasados
Los fallos de energía en Texas en febrero de 2025, los apagones en California en agosto de 2025 y las amenazas de apagones en septiembre de 2025 han puesto de manifiesto la fragilidad del sistema eléctrico actual. En cada uno de estos casos, la raíz del problema fue la falta de acceso a energía durante períodos críticos de alta demanda.
Estas situaciones han llevado a los operadores de la red a considerar reformas en el diseño del mercado. Las propuestas buscan adaptarse a la evolución del suministro energético, ya sea a través de la subasta de electricidad futura, una planificación más centralizada de recursos, o mecanismos como los contratos de swing, que garantizan la disponibilidad de capacidades de producción eléctrica.
Desafíos estructurales en el mercado energético
Lo Prete destaca que la reestructuración de los mercados en los años 90 no contempló la integración de fuentes renovables y almacenamiento de energía a gran escala. El marco actual resulta, por tanto, inadecuado para sostener la creciente presencia de energías limpias, aunque las plantas de energía más antiguas, como las de carbón, siguen desempeñando un papel crucial en la estabilidad del suministro.
El carbón, que representó el 8% del consumo energético en el país el año pasado, ha disminuido considerablemente desde el 23% en 2000, según un informe del Congreso. Sin embargo, su existencia sigue siendo vital para garantizar un servicio energético fiable.
Recomendaciones para el futuro
Los investigadores han concluido que la organización del control regulatorio dificulta la incorporación de políticas de energía limpia en los mercados eléctricos. Los contratos a futuro podrían no solo fomentar el almacenamiento de energía, sino también mejorar la capacidad de los sistemas eléctricos para satisfacer la demanda de los clientes.
Según Chiara Lo Prete, profesora asociada de economía energética en la Universidad Estatal de Pensilvania, el problema no es la falta de generación de energía, sino la dificultad de distribuir energía de manera confiable cuando más se necesita. Esto ha quedado evidenciado en fallos de energía ocurridos en lugares como Texas y California, donde millones de hogares se han visto afectados.0
Según Chiara Lo Prete, profesora asociada de economía energética en la Universidad Estatal de Pensilvania, el problema no es la falta de generación de energía, sino la dificultad de distribuir energía de manera confiable cuando más se necesita. Esto ha quedado evidenciado en fallos de energía ocurridos en lugares como Texas y California, donde millones de hogares se han visto afectados.1


