El 23 de septiembre marcó un hito inesperado en la historia de Sam Bankman-Fried, el conocido exfundador de FTX, quien desde su encarcelamiento publicó un breve mensaje en su cuenta de X, que simplemente decía «gm», una abreviatura de «good morning». Esta fue la primera comunicación pública desde que fue sentenciado a 25 años de prisión en California por fraude y conspiración, tras el colapso de su plataforma de intercambio de criptomonedas.
A pesar de que Bankman-Fried se encuentra tras las rejas, su presencia en redes ha resurgido. Aunque no tiene acceso directo a internet, se ha informado que un amigo se encarga de publicar en su nombre. Desde ese momento, su cuenta ha estado activa, lanzando críticas a los administradores de la quiebra de FTX y defendiendo su perspectiva sobre la situación financiera de la empresa.
Un enfoque doble: apelación judicial y simpatía pública
Bankman-Fried, conocido como SBF, ha tomado un enfoque dual para revertir su condena. Por un lado, está trabajando en una apelación formal en los tribunales, y por otro, busca apelar a la opinión pública. El exfundador fue declarado culpable de múltiples delitos en un juicio que, según su equipo legal, estuvo plagado de irregularidades. En su apelación, argumentan que la jurisprudencia del juez Lewis Kaplan limitó su defensa al impedir la presentación de pruebas que podrían haber beneficiado su caso.
Defensa de su inocencia
En documentos presentados ante el tribunal, los abogados de Bankman-Fried sostienen que el jurado solo recibió una parte de la información necesaria para tomar una decisión justa. Afirman que el juez favoreció al gobierno en múltiples ocasiones, lo que llevó a un veredicto sesgado. En un comunicado, su representación legal afirmó: «El juez puso su pulgar en la balanza en cada oportunidad». Este enfoque ha generado escepticismo entre los jueces de apelación, quienes han señalado que la defensa parece estar más enfocada en criticar al juez que en presentar argumentos sólidos sobre el caso mismo.
El exprocurador Joshua Naftalis, quien ahora es socio en una firma de abogados, describe la estrategia de Bankman-Fried como una campaña de relaciones públicas. Esto se hace evidente en sus recientes publicaciones en X y en una extensa publicación de Substack realizada por su madre, Barbara Fried, que argumenta que su hijo no cometió fraude y no recibió un juicio justo.
Perspectivas de perdón presidencial
A medida que el interés por su caso crece, también lo hace la especulación sobre la posibilidad de un perdón presidencial. Bankman-Fried ha estado intentando atraer la atención de Donald Trump, quien ha perdonado a varias figuras del mundo de las criptomonedas desde su regreso a la Casa Blanca. Sin embargo, hasta la fecha, su equipo no ha presentado una solicitud formal de perdón.
La narrativa de la culpabilidad
A pesar de que Bankman-Fried continúa defendiendo su inocencia, muchos de los afectados por el colapso de FTX han expresado su descontento. Sunil Kavuri, un acreedor que perdió $2 millones, ha dejado claro que, independientemente de las justificaciones de Bankman-Fried, la responsabilidad última recae en él. «Es muy fácil desviar la culpa a otros, pero él nos metió en este lío», afirmó Kavuri.
El exfundador de FTX también ha intentado desviar la atención hacia los abogados que manejaron su quiebra, argumentando que las ventas de activos se hicieron a precios injustamente bajos. Sin embargo, las afirmaciones de que FTX era solvente en el momento de su colapso no tienen relevancia legal en su apelación, según expertos legales.
El caso de Bankman-Fried es un claro ejemplo de cómo las narrativas en torno a figuras públicas pueden evolucionar. Mientras él navega por los desafíos legales, su estrategia de comunicación podría influir en la percepción pública y potencialmente en su futuro, especialmente en un clima político donde los perdones presidenciales han sido un tema candente.


