El ambiente en las oficinas de OpenAI en San Francisco se tornó tenso el pasado viernes por la tarde. La compañía recibió información sobre una amenaza dirigida a sus empleados. Esta advertencia provenía de un individuo vinculado con el grupo activista Stop AI. En un mensaje publicado en la plataforma interna de la empresa, un miembro del equipo de comunicaciones alertó sobre la situación: ‘Nuestro informe sugiere que [nombre] de Stop AI ha manifestado interés en causar daño físico a los empleados de OpenAI.’
La situación se intensificó cuando, alrededor de las 11 de la mañana, la policía de San Francisco recibió un llamado de emergencia relacionado con un hombre que supuestamente estaba haciendo amenazas en las proximidades de las oficinas de OpenAI, ubicadas en el barrio de Mission Bay.
Información recopilada por la aplicación de seguimiento de delitos Citizen indicaba que el sospechoso había adquirido armas con la posible intención de atacar otros centros de OpenAI.
Contexto de las amenazas
El individuo señalado había declarado en redes sociales que ya no formaba parte de Stop AI, justo horas antes de que se produjeran las amenazas. La policía de San Francisco no tardó en actuar, y un registro de su escáner mencionaba el nombre del sospechoso y sus supuestas intenciones.
A pesar de intentar comunicarse con él, WIRED no obtuvo respuestas inmediatas. OpenAI, por su parte, tampoco emitió un comentario antes de la publicación de este informe.
Como parte de las medidas de seguridad, el equipo de comunicaciones de OpenAI compartió imágenes del sospechoso con los empleados. Un alto funcionario del equipo de seguridad global de la empresa aseguró que, hasta el momento, no había indicios de una amenaza activa, pero que se estaban tomando precauciones mientras la situación se evaluaba.
Se recomendó a los empleados que no portaran sus identificaciones al salir y que evitaran usar prendas con el logotipo de OpenAI.
Protestas y preocupaciones por la inteligencia artificial
En los últimos años, varios grupos activistas, incluidos Stop AI, No AGI y Pause AI, han llevado a cabo manifestaciones frente a las oficinas de empresas de inteligencia artificial en San Francisco. Estas protestas se han centrado en el temor de que el desarrollo descontrolado de tecnologías avanzadas de IA pueda representar un peligro para la humanidad.
Por ejemplo, en febrero, algunos manifestantes fueron arrestados por bloquear las puertas de la oficina de OpenAI en Mission Bay.
Incidentes recientes y su impacto
Recientemente, Stop AI afirmó que uno de sus representantes fue el individuo que interrumpió una entrevista en San Francisco para citar a Sam Altman, CEO de OpenAI. Este tipo de incidentes ha intensificado la atención sobre las preocupaciones que rodean la inteligencia artificial. En un comunicado de prensa de Pause AI del año pasado, el hombre señalado en la amenaza fue descrito como un organizador que expresó que consideraría la vida ‘no digna de ser vivida’ si las tecnologías de IA comenzaran a reemplazar a los humanos en la ciencia y el empleo.
Este debate ha dividido opiniones. Aunque el activismo de Pause AI puede parecer radical para algunos en el sector tecnológico, muchos en la opinión pública consideran que es un tema legítimo y urgente que merece atención. ‘Detener el desarrollo de la AGI no es una idea radical entre el público general,’ comentó el individuo citado. Este tipo de afirmaciones resuena con un creciente número de personas que expresan su preocupación por el impacto de la inteligencia artificial en el futuro de la humanidad.
Reflexiones finales
La amenaza a los empleados de OpenAI sirve como un recordatorio de los desafíos que enfrenta la industria de la inteligencia artificial en términos de seguridad y la percepción pública. A medida que las empresas continúan desarrollando tecnologías que prometen transformar el mundo, también deberán abordar las preocupaciones legítimas que surgen en torno a su uso y las implicaciones éticas. Este incidente no solo refleja la tensión entre la innovación y la seguridad, sino que también pone de relieve la necesidad de un diálogo más amplio sobre el futuro de la inteligencia artificial y su impacto en la sociedad.
