El 12 de septiembre de 2025, Tesla anunció la próxima activación de su modo de conducción autónoma \»Full Self-Driving (Supervised)\» (FSD) en Australia y Nueva Zelanda. Esta decisión ha generado un intenso debate. Aunque se presenta como un avance tecnológico, muchos expertos advierten que en realidad se trata de un sistema de asistencia al conductor más avanzado, que requiere que el operador esté siempre alerta y listo para intervenir.
¿Qué implica el modo FSD de Tesla?
El modo FSD no significa que los vehículos de Tesla sean completamente autónomos. En la clasificación de niveles de automatización vehicular, FSD se sitúa en el nivel 2. Esto implica que el conductor debe mantener el control y la atención en todo momento. En Australia, los vehículos que operan con este sistema deben cumplir con las regulaciones locales que exigen la supervisión humana continua.
Recientemente, un video mostrando un Tesla navegando por el distrito central de negocios de Melbourne sin que el conductor tocara el volante ha levantado alertas entre las autoridades. Estas han señalado que tales pruebas no cuentan con la aprobación necesaria, subrayando así la confusión y las preocupaciones sobre la verdadera naturaleza del sistema de conducción autónoma de Tesla.
Controversias y regulaciones en torno a la conducción autónoma
A medida que la tecnología avanza rápidamente, surgen interrogantes sobre la seguridad, la preparación tecnológica y la confianza pública. Aunque Tesla está haciendo esfuerzos por implementar su modo FSD, el uso de este sistema aún debe ser supervisado por un conductor humano, lo que lo aleja de ser un sistema verdaderamente autónomo. En comparación, otros desarrolladores de vehículos autónomos, como Waymo, han incorporado tecnologías adicionales como LiDAR y radares para aumentar la seguridad, mientras que Tesla depende principalmente de cámaras y inteligencia artificial.
La incertidumbre legal también es un factor crítico en el debate sobre la conducción autónoma. Si un vehículo de nivel 2, como el de Tesla, causa un accidente, la responsabilidad recae sobre el conductor humano. Sin embargo, si se logra la plena autonomía, es posible que la responsabilidad se traslade al fabricante o al desarrollador del software. Esta ambigüedad legal ha llevado a las autoridades a trabajar en la creación de normativas más claras.
El futuro de Tesla y la conducción autónoma
A pesar de las críticas, Tesla continúa avanzando en su visión de un futuro donde sus vehículos puedan operar como parte de una flota de robotaxis. Elon Musk, el CEO de Tesla, ha manifestado su intención de que los vehículos de la compañía sean monetizables en un sistema de taxi autónomo. Sin embargo, el camino hacia la autonomía total está lleno de desafíos, incluidos problemas técnicos como el \»frenado fantasma\», donde los vehículos se detienen inesperadamente, lo que ha suscitado una acción legal por parte de miles de conductores en Australia.
En conclusión, aunque el lanzamiento del modo FSD de Tesla en Australia y Nueva Zelanda representa un paso hacia la modernización del transporte, los desafíos regulatorios y la confianza del público continúan siendo una barrera significativa. La necesidad de una supervisión constante y la incertidumbre sobre la responsabilidad legal destacan la complejidad de avanzar hacia un futuro de conducción autónoma seguro y confiable.