El presidente Donald Trump ha anunciado su intención de firmar una orden ejecutiva esta semana, que busca prohibir a los estados implementar sus propias regulaciones sobre la inteligencia artificial (IA). Esta decisión se produce en un contexto donde el desarrollo de la IA avanza rápidamente y se han establecido diversas normativas a nivel estatal.
En un mensaje en redes sociales, Trump afirmó: «Voy a firmar una orden ejecutiva que establecerá una única normativa, ya que no podemos esperar que las empresas obtengan 50 aprobaciones diferentes cada vez que deseen avanzar en sus proyectos».
Añadió que la competitividad de EE.UU. en el ámbito de la IA podría verse amenazada si se permiten diferentes legislaciones en cada estado.
Los hechos
La propuesta de Trump se produce tras varios fracasos en el Congreso para limitar la autoridad estatal en la regulación de la IA. Recientemente, un intento del Senado por incluir una cláusula que prohibiera la regulación estatal en el presupuesto de defensa fue rechazado.
Esto indica una resistencia generalizada a que el gobierno federal controle completamente este ámbito.
A medida que la tecnología de IA avanza, varios estados han comenzado a establecer sus propias leyes para abordar preocupaciones específicas. Por ejemplo, California ha propuesto un proyecto de ley de seguridad y transparencia en IA, mientras que Tennessee ha implementado la ELVIS Act, que protege a artistas de la manipulación de sus voces y apariencias mediante deepfakes generados por IA.
Reacciones y consecuencias potenciales
Figuras influyentes de Silicon Valley, como el presidente de OpenAI, Greg Brockman, y el asesor de IA de la Casa Blanca, David Sacks, han expresado su preocupación de que las leyes estatales puedan crear un caos regulatorio que inhiba la innovación. Argumentan que, sin una normativa unificada, EE.UU. podría perder su ventaja competitiva frente a países como China en el desarrollo de la IA.
No obstante, defensores de las regulaciones estatales sostienen que no hay evidencia que sugiera que estas leyes puedan perjudicar el progreso de la IA.
Un grupo bipartidista de más de 35 fiscales generales estatales advirtió al Congreso que ignorar las regulaciones estatales podría tener «consecuencias desastrosas».
Detalles de la orden ejecutiva de Trump
La orden ejecutiva que Trump planea firmar, de la cual se filtró un borrador recientemente, incluye la creación de un Grupo de Litigio sobre IA que se encargará de desafiar en los tribunales las leyes de IA de los estados. Además, se instruirá a las agencias gubernamentales a evaluar y posiblemente anular las leyes estatales consideradas «onerosas».
Esta orden también otorgará a Sacks un papel prominente en la formulación de políticas de IA, lo que podría desplazar a la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca, actualmente dirigida por Michael Kratsios. La crítica hacia esta concentración de poder en la Casa Blanca proviene de varios sectores, que consideran que esto podría beneficiar desproporcionadamente a las grandes empresas tecnológicas.
El dilema de la regulación federal versus estatal
La tensión entre las regulaciones federales y estatales ha sido un tema recurrente en el debate sobre la inteligencia artificial. Políticos como la representante Marjorie Taylor Greene y el gobernador Ron DeSantis han expresado su firme oposición a los intentos de Trump de restringir la capacidad de los estados para legislar en este ámbito. DeSantis ha señalado que la moratoria de 10 años sobre la legislación sobre IA propuesta anteriormente por el senador Ted Cruz fue rechazada de manera abrumadora, lo que indica un consenso sobre la necesidad de un enfoque equilibrado.
La preocupación por los posibles peligros de la IA, como el aumento de incidentes relacionados con la salud mental provocados por interacciones prolongadas con chatbots de IA, ha llevado a muchos a abogar por una regulación más estricta. La discusión sobre cómo equilibrar la innovación tecnológica y la protección del público continúa siendo un tema candente en la arena política.


