Durante mucho tiempo, los centros de datos han permanecido en la sombra, considerados como la columna vertebral del internet, pero rara vez discutidos fuera de la esfera tecnológica. Sin embargo, en 2025, esta realidad ha cambiado drásticamente. La creciente construcción de estas instalaciones ha despertado la preocupación de los ciudadanos, quienes ahora están organizando protestas en múltiples estados de EE. UU.
Según el informe de Data Center Watch, actualmente existen 142 grupos de activistas en 24 estados que se oponen a la expansión de los centros de datos.
Los motivos de esta resistencia son diversos e incluyen preocupaciones ambientales, impactos en la salud pública y el aumento de las facturas eléctricas locales.
La respuesta popular ante el crecimiento desmedido
El fenómeno de los centros de datos ha crecido de forma acelerada, impulsado en gran parte por el auge de la inteligencia artificial y la computación en la nube. Desde 2025, el gasto en construcción de estos centros ha aumentado en un asombroso 331%, sumando miles de millones de dólares.
Sin embargo, con este crecimiento, también han surgido voces críticas que cuestionan la viabilidad de tantos proyectos propuestos.
El panorama se complica aún más por el compromiso del gobierno de EE. UU. con la IA, que ha llevado a la administración actual a priorizar la infraestructura tecnológica. Proyectos como el Stargate Project, que busca reindustrializar el país, han generado un clima de tensión en comunidades que ya están lidiando con el aumento de costos energéticos.
Protestas y reacciones en diversas comunidades
Las protestas han tomado fuerza en lugares como Michigan, donde los ciudadanos han expresado su descontento ante la posibilidad de nuevos centros de datos. En una reciente manifestación, los habitantes de la capital del estado dejaron claro su rechazo a que estas instalaciones se instalen en sus barrios. Por otro lado, en Wisconsin, la comunidad logró disuadir a Microsoft de establecer un centro de datos en su localidad, lo que demuestra el poder del activismo local.
En California, la pequeña ciudad de Imperial Valley ha llevado su oposición a los tribunales, demandando la anulación de un proyecto de centro de datos debido a preocupaciones ambientales. Estas acciones son prueba de que la resistencia comunitaria está creciendo y tomando forma.
El impacto político de las protestas
El creciente descontento ha llegado a tal punto que los políticos ahora consideran que esta cuestión podría influir en las elecciones de medio término de 2026. A medida que los costos de electricidad continúan aumentando, cada vez más ciudadanos se preguntan cómo sus gobiernos locales están justificando la inversión en proyectos que parecen beneficiar a grandes corporaciones en lugar de a las comunidades.
El activista Danny Cendejas, de la organización MediaJustice, ha sido testigo de cómo cada vez más personas se unen a la causa contra los centros de datos. “La presión pública está funcionando”, comenta, señalando que muchos se sienten frustrados al ver cómo las decisiones gubernamentales favorecen a las empresas a expensas de las necesidades locales.
La respuesta de la industria tecnológica
No sorprende que la industria tecnológica esté contrarrestando este movimiento. Recientemente, la Nacional Asociación de Inteligencia Artificial (NAIA) ha comenzado a distribuir materiales informativos a miembros del Congreso para convencer a los votantes sobre los beneficios de los centros de datos. Las empresas tecnológicas, como Meta, han lanzado campañas publicitarias para resaltar las ventajas económicas que estos proyectos pueden ofrecer a las comunidades locales.
A medida que 2026 se acerca, es evidente que la expansión de los centros de datos seguirá siendo un tema candente. La lucha entre el desarrollo tecnológico y las preocupaciones comunitarias promete intensificarse, y las voces de la oposición seguirán resonando con fuerza.
